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Karissa Becerra: "Lo que hacen las industrias alimenticias con los niños es un crimen"
La filósofa y activista culinaria, Karissa Becerra, le puso sazón a esta entrevista y apuntó contra la labor de la industria alimentaria y su rol para la comida saludable.
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Fecha Actualización
Por Lino Mamani
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Karissa Becerra quiere un café pero luego se desanima. Ha vuelto a la Ciudad Blanca, la tierra de su bisabuela y donde no pudo evitar probar la culinaria mestiza. Hace poco fue una de los dos peruanos nominados al Basque Culinary World Prize, por su proyecto Saber comer. A propósito del Hay Festival Arequipa, donde la fundadora de la ONG La Revolución participa como invitada, conversamos con ella sobre comer. ¡Buen provecho!
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Karissa Becerra quiere un café pero luego se desanima. Ha vuelto a la Ciudad Blanca, la tierra de su bisabuela y donde no pudo evitar probar la culinaria mestiza. Hace poco fue una de los dos peruanos nominados al Basque Culinary World Prize, por su proyecto Saber comer. A propósito del Hay Festival Arequipa, donde la fundadora de la ONG La Revolución participa como invitada, conversamos con ella sobre comer. ¡Buen provecho!
-¿Considera que en Arequipa se come rico, pero no necesariamente sano?
Mi abuelo era médico, su mamá era arequipeña y su papá italiano, de ahí vemos unas costumbres arequipeñas e italianas, entonces, le gustaban las zarzas pero le encantaba el helado. Uno comienza a ver que como peruanos somos muy mestizos, diversos racialmente, en costumbres, son infinitas las posibilidades de combinación de nuestras costumbres, razas. Todo sucede en este país. La cocina arequipeña me parece muy interesante, porque no me parece poco saludable si está bien hecha, con buenos insumos, preparado bien, con cariño, recuerda que las abuelas tenían más conocimiento de nutrición que nosotros porque lo aprendieron de sus ancestros.
-Sin embargo, ¿el peruano promedio come o se alimenta?
Nos insertamos en un movimiento mundial de capitalismo puro y duro, donde priorizamos que debemos generar más dinero para comprar el televisor más grande o para tener cable, si no le damos valor a lo más importante como educar a los niños, alimentarse bien, sin ocuparnos de las partes domésticas de nuestras vidas, entonces no sirve para nada la cantidad de dinero que ganemos, porque nos vamos a enfermar por no saber comer.
-¿Hay una frivolización del vivir sano?
Creo que hay que repensar nuestras prioridades. Si tienes un hijo e desarrollo de ese niño es una prioridad, en mi forma de ver la vida si no puedes hacerte cargo, no deberías tener un niño. Los padres son los responsables de los niños y el Estado debe ayudarnos a este fin. Si no están ordenadas las prioridades familiares, no hay apoyo del Estado, es complicado tener una sociedad sana.
-En el Perú existen dos extremos de problemas, por un lado la anemia y por otro la obesidad.
Conviven, porque hay niños anémicos con sobrepeso u obesos. Vuelvo a pensar que es parte de integrarnos a la sociedad del consumo, donde la comida rápida para muchos es de prestigio, necesitamos más curiosidad y conocimiento. Cuando los padres entiendan que sus decisiones enferman a sus hijos hay un cambio inmediato de acciones. La herramienta más fuerte del cambio es el placer y debe estar vinculado con los buenos alimentos.
-La industria alimentaria vende esa idea de que se debe comer de todo y que todo es alimento, ¿es cierto?
No creo que hay que comer de todo, hay cosas que no hay que comer. Por ejemplo, los niños hasta los dos años no deben comer azúcar, ni ningún derivado ni azúcar añadida. A esa etapa se forma el paladar del niño y si les das dulce, pensará que será normal y cuando le das una fruta pensará que es desabrida.
-¿Cómo construir una relación emocional con los alimentos?
Para mí es fundamental porque se construye un vínculo emocional de placeres entre el alimento, la experiencia el sabor, los recuerdos. Si los padres premian a los niños con una golosina ese comportamiento se fija y es difícil de revertir. Si le dan la oportunidad a los niños de experimentar la naturaleza, al final sabrán que un fruto es la energía contenida del sol, es algo mágico, como Harry Potter, si lo entienden se generan cambios de inmediato.
-Sonará a cliché pero, ¿qué significa comer sano?
Es comer alimentos de verdad, no industriales. Si algo viene en un empaque y miles de ingredientes y cosas que no entiendes, eso no es comer sano, el light no es sano. Para comenzar a comer sano deberían comer los productos en su estado más natural, es disfrutar de lo que comes. Aburre que te digan que comas saludable, yo digo que debes comer bien, aprender a comer y disfrutarlo. La grasa hidrogenada se disuelve a los 40 grados centígrados, esa sensación de grasa que se pega a tu boca cuando comes un helado no se disuelve a la temperatura de tu cuerpo y eventualmente va a pasar sólida a tus arterias y se quedará ahí, si lo sabes nunca más lo vuelves a comer.
-¿Qué le parece la labor de las empresas procesadoras de alimentos?
Para mí los malos alimentos son un crimen, lo que hace la industria con los niños es un crimen porque no pueden defenderse de ese ataque indiscriminado, antiético de vender lo más barato de peor calidad al futuro del mundo. No entiendo, ¿Cuál es la necesidad de enfermar a la población para generar más dinero? No tiene sentido. El dinero no sirve si estás mal.
-El Gobierno puso algunas políticas en marcha, como los octógonos nutricionales, el incremento a los impuestos de productos azucarados. ¿Qué le parece?
Fantástico, creo que funcionamos más por el castigo más que por información. Funciona como el cinturón de seguridad, de repente debemos empezar por ahí, como estas medidas, pero si la persona no la entiende de nada sirve.
-Pasará mucho tiempo para los resultados.
La industria es poderosa y parece que no fuera dirigida por seres humanos. No la entiendo, me pregunto si los que manejan la industria comen lo que venden. Pero la educación al consumidor puede hacer que cambie la industria, si no consumen los malos productos, la industria tiene que cambiar, pero el consumidor no se da cuenta de su poder.
-Creó el proyecto de innovación educativa Saber comer, que busca que las personas mejoren la forma de alimentarse y vean más allá de un simple plato en la mesa.
El objetivo es enseñar a comer y a pensar, dos cosas fundamentales para que el cambio sea sostenible. Tenemos tres programas en el proyecto Saber comer, para todas las edades. Aprenden a describir sus percepciones sensoriales a explorar sus sentidos. La importancia de la biodiversidad es entenderse como parte de un ecosistema que se tiene que mantener. Después va “Yo, sabe, ciencia y cocina”, que habla de usar la cocina como laboratorio científico para promover el pensamiento y tener un resultado comestible.
-Así como es difícil hacer dieta, este proceso de aprender a comer es largo, porque cuesta desprenderse de las gaseosas, galletas, embutidos, azúcares, que están en cada esquina. ¿Cómo se logra?
Hicimos un taller con la Chocorevolución, promoviendo el chocolate de calidad y del cacao nativo de la diversidad peruana. Comprendieron a reconocer qué chocolate es de buena calidad y después del mismo no conozco nadie que después del taller no haya revisado la etiqueta de lo que come. Hay que decir la verdad, como cuando tomas una gaseosa consumen 12 cucharaditas de azúcar y que tu páncreas solo procesa seis al día. Lo que hay que hacer es explicar a las personas las consecuencias de los hábitos. El tema es que lo hagan con consciencia, quien quiere cambiar sus hábitos los cambiará.
-¿Hay doble responsabilidad cuando se tiene un niño?
Si tienes un niño, él no toma sus propias decisiones, tú lo tomas por él. Tú puedes hacer lo que quieras porque eres grande, pero el niño no puede hacerlo, esa es tu responsabilidad. Si le das harta azúcar a un niño que no puede tolerar es tu responsabilidad, eso es un crimen.
- Es más fácil concientizar a los niños y padres que viven en zonas alejadas de la urbe, donde no tiene alcance los productos procesados.
Es una pregunta difícil. El Perú geográficamente es difícil, sabemos que ahí hay mayor índice de anemia, porque probablemente sus padres son los que producen los alimentos que muchos consumimos. No sé cómo lo vamos a lograr, esto debería ser política de Estado a largo plazo.
-El Estado está en zonas rurales con el programa Qali Warma.
El programa Qali Warma debería repensarse, no nació así es distinto. Tiene problemas. Pensar en soluciones reales de cambio es pensar a largo plazo.
-Habló que reaccionamos ante las sanciones, ¿se deberían aplicar estas medidas?
En los colegios ya se aplica, en muchos colegios prohíben que a los niños se les envíen cosas procesadas. Hay una ley de quiscos saludables, pero no hay una oferta de productos saludables, faltan políticas de Estado.
-Esta charla la podríamos resumir en ¿Dime qué comes y te diré quién eres?
Esa frase habla de cultura, identidad, a través de lo que comes puedo saber de dónde vienes y está eres lo que comes, que es absolutamente real. Estás conformado por lo que comes.
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