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MIDIS: La política de Desarrollo e Inclusión Social en tiempos de Pandemia
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La situación económica de las familias más vulnerables se ha visto severamente afectada a consecuencia de la pandemia ocasionada por la Covid-19. En este contexto, donde más de 9.8 millones de peruanos y peruanas se encuentran en situación de pobreza y pobreza extrema, la inversión privada, pública y la política social juegan un rol central para la generación de empleo y reducción de la pobreza.
Es en ese sentido que el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS), institución que hoy cumple diez años de su creación, viene desempeñando un rol fundamental, principalmente en estos tiempos de pandemia.
El MIDIS fue creado con la finalidad de mejorar la calidad de vida de la población mediante la promoción del ejercicio de derechos, el acceso a oportunidades y el desarrollo de capacidades.
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UN POCO DE HISTORIA
La estrategia «Incluir para Crecer», aprobada en el 2013 y tres años después reconocida como política pública, planteó tres ejes de acción simultáneos. El primero era la reducción de la pobreza y pobreza extrema. El segundo, el desarrollo de capacidades para el incremento del ingreso de las familias y la mejora del acceso a servicios básicos, infraestructura e inclusión financiera; y, el tercero, la generación de oportunidades para todos, comenzando por los más pequeños, con un enfoque de ciclo de vida y gestión por resultados.
El avance de los tres ejes en simultáneo planteaba el reto de lograr un trabajo articulado y conjunto de 14 sectores de la mano con los gobiernos regionales y locales. El MIDIS acompañó y lideró este proceso en su rol como rector de la política de desarrollo e inclusión social.
“En un primer momento, se trabajó con énfasis en el primer y tercer eje con la reorganización, extinción y creación de Programas Sociales, asignándole a cada uno objetivos claros, usuarios priorizados, metas, monitoreo y evaluación. Esto permitiría identificar ajustes, de ser necesarios, sustentados con evidencia”, refiere Paola Bustamante, actual líder del eje “lucha contra la pobreza” de Propuestas del Bicentenario.
“Así, hoy podemos afirmar que los Programas de transferencias monetarias condicionadas o no condicionadas, como es el caso de Juntos, Pensión 65 y CONTIGO, contribuyen a la reducción de la pobreza monetaria”, agrega.
Estas transferencias monetarias se realizan a través del sistema financiero. Esto permitió que, en plena pandemia, las usuarias y los usuarios de programas sociales puedan recibir los bonos de manera más rápida y segura.
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LOS PROGRAMAS SOCIALES
Los programas sociales contribuyen al desarrollo de capacidades con enfoque de ciclo de vida. El Programa Juntos aporta al desarrollo de capital humano al requerir ciertas acciones para transferir el dinero. En caso la madre se encuentre gestando, se solicita que acuda a sus controles prenatales. Asimismo, apenas nace el bebé, debe acudir a sus controles de crecimiento y desarrollo – CRED de acuerdo con la edad. Finalmente, todos los niños, niñas y adolescentes del hogar, deben cumplir con acudir a la educación básica regular en las instituciones educativas respectivas.
Por la pandemia, el primer nivel de atención de salud estuvo cerrado, generando una caída 23.2pp en el servicio de CRED, lo cual ha generado condiciones desfavorables para el desarrollo de los menores de tres años de edad.
El Programa Cuna Más tiene como objetivo mejorar el desarrollo infantil de niñas y niños menores de 36 meses. Para ello, cuenta con dos modalidades de intervención: cuidado diurno y acompañamiento a familias. En el primer caso, los padres dejan a sus pequeños al cuidado de madres cuidadoras en un centro de recursos denominado Cuna Más, donde se les brinda tres de las cinco comidas diarias y atención personalizada. En el segundo caso, a través del equipo capacitado para brindar el servicio, llegan casa por casa a brindar asesoría a las familias para lograr el desarrollo de los menores de 36 meses.
El objetivo del Programa Qali Warma es brindar alimentación escolar de calidad como complemento al servicio educativo. El centro de atención del Programa Social procura que las niñas, niños y adolescentes consuman los alimentos que se entregan en las escuelas públicas. En el caso de Haku Wiñay, su objetivo es que las familias de zonas rurales desarrollen capacidades productivas y emprendimientos a fin de que accedan a mejores oportunidades en los mercados locales y puedan generar sus ingresos económicos de manera autónoma y sostenida.
“Estos Programas Sociales, incluido Pensión 65, han tenido al menos una evaluación de impacto cada uno, lo que ha permitido ampliar su plazo de vigencia y, en algunos casos, realizar algunos ajustes. Sin embargo, llama la atención las declaraciones vertidas por la actual Vicepresidenta de la República y Ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Dina Boluarte, al señalar que se ‘flexibilizarán criterios para la selección de beneficiarios de programas sociales’”, refiere Bustamante.
“Es necesario que la sociedad civil, la Mesa de Concertación y Lucha contra la Pobreza, el Comité de Vigilancia de los Programas Sociales, así como la Defensoría del Pueblo y otras entidades, realicen el seguimiento a los procesos de convocatoria e incorporación de nuevos usuarios a los programas sociales. Esto con la finalidad que se cumpla con los criterios técnicos planteados en los documentos de los mismos y no primen criterios políticos puesto que a la población en situación de pobreza y pobreza extrema se le debe proteger y no exponer”, agrega.
En cuanto al segundo eje, que se basó en el desarrollo de capacidades para el incremento del ingreso de las familias y la mejora del acceso a servicios básicos, el convocar a otros sectores y niveles de gobierno fue un reto enorme. Sin embargo, con voluntad política y criterio técnico, se crearon instrumentos como el Fondo de Inclusión Económica en Zonas Rurales (FONIE), el Fondo de Estímulo al Desempeño y Logro de Resultados Sociales (FED) y Sello Municipal, que facilitaron estos procesos.
Las brechas expuestas entre los ámbitos urbano y rural se han ido cerrando progresivamente año a año, sufriendo una ralentización en los últimos años. Sin embargo, aún hay grandes brechas que persisten como las de saneamiento e internet. Estas necesidades se han visibilizado aún más a lo largo de la pandemia sobre todo en el ámbito rural.
Es por ello que se requiere de equipos técnicos con vocación de servicio, experiencia y capacitación en gestión del Estado que sean reconocidos por su honestidad e integridad y que sumen a la tarea de reorientar las acciones enfocadas a la reducción de la pobreza y vulnerabilidad de más del 50% de la población peruana. Todo este equipo acompañado de un MIDIS que lidere la política social, que convoque a los diferentes sectores y articule el trabajo con los gobiernos regionales y locales para la generación de mejores oportunidades para todos.
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