A un año y medio de su extradición de los Estados Unidos, el expresidente Alejandro Toledo se alista para la conclusión del juicio oral en su contra por haber supuestamente recibido durante su gobierno unos 20 millones de dólares de la empresa Odebrecht a cambio de favorecerla en las licitaciones de los tramos 2 y 3 del proyecto Corredor Vial Interoceánico Perú-Brasil.
Ayer, en su última declaración previa a la etapa de alegatos y posterior sentencia, el exmandatario rechazó los cargos y le atribuyó la responsabilidad del delito de colusión y lavado de activos a su hoy fallecido amigo Josef Maiman, con quien dijo haber tenido una relación “muy lejana”. “Ahora sé, en retrospectiva, que era un señor no muy sacrosanto en los negocios y lo digo porque (…) ha hecho negocios similares con Odebrecht en siete países de América Latina y cuatro de Europa del Este”, sostuvo.
Descartó de plano, en esa línea, haber tenido “negocios” con el empresario israelí —”nunca, no soy una persona de negocios, soy académico”, comentó—, y sostuvo que el vínculo fue más bien con su suegra Eva Fernenbug; no respondió, sin embargo, cuál fue la participación de Maiman en su campaña a la presidencia en el año 2000, su abogado lo impidió.
Quita cuerpo
Más delgado y vistiendo una casaca de color verde, Toledo se mostró sereno durante el interrogatorio de los representantes del Ministerio Público y la Procuraduría; muy elocuente y detallista en algunas respuestas y evasivo o desmemoriado en otras, pero sin perder el sello de la victimización —“mis cinco hermanos murieron de anemia, yo iba a ser el sexto”— y, por momentos, la altanería —“no me gusta su pregunta, es capciosa”—.
Más de una vez dijo no recordar reuniones con algunos implicados en el caso, y aseguró que “nunca” se reunió a solas con el exdirector ejecutivo de Odebrecht en Perú Jorge Barata, pero sí en presencia de Marcelo Odebrecht y PPK en Palacio de Gobierno de manera protocolar y a pedido de este último. Insistió en marcar distancia de Maiman, pero reconoció que le solicitó financiamiento para la investigación para un libro de la Universidad de Stanford entre 2011 y 2012.
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Además, no explicó a razón de qué el empresario, cuya amistad ahora niega, le prestó dinero para cancelar las dos últimas cuotas de la hipoteca de su casa de Camacho. Tampoco aclaró a cuenta de qué su inesperado benefactor le recomendó al israelí Avi Dan On, quien en la práctica se desempeñó como su jefe de seguridad, aunque ahora Toledo lo niegue arguyendo que solo “coordinaba sus actividades”.
A estas alturas Maiman no puede desmentirlo —murió en octubre de 2021— y quizás por eso Toledo lo sindica como el receptor de unos US$35 millones en coimas, intentando desvirtuar lo que este confesó antes de su fallecimiento: que el soborno fue depositado en sus cuentas, que del total le entregó al exmandatario unos US$21 millones entre 2006 y 2010, y que el resto fue para compensar a Odebrecht por un contrato fallido en Colombia, justamente el país donde Toledo aseguró ayer que “también operó Odebrecht”.
Pero no solo fue comprometido Maiman. El “sano y sagrado” también implicó a sus exministros de Economía Pedro Pablo Kuczynski y de Transportes y Comunicaciones José Ortiz alegando que todo el tema de la Interoceánica lo manejaron ellos. “Yo tenía ministros de Estado, no tenía secretarios y ellos eran responsables de su sector; (…) ellos hacían todo”, alegó en la recién estrenada sala de audiencias de la Diroes.
SABÍA QUE
Roberto Su, abogado de Toledo, acusó a la Fiscalía de haber “ocultado” que Maiman se quedó con US$15 millones que estarían en un banco de Suiza.
Recordó que el miércoles 23 su patrocinado cumple los 18 meses de la prisión preventiva dictados en su contra y podría quedar libre.
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