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Andrés Calderón: “La deficiencia de este gobierno es la falta de transparencia”
El abogado Andrés Calderón tiene claro que el gobierno de Pedro Castillo tiene un trato poco amable con la prensa. Analiza la comunicación del mandatario y reflexiona sobre las últimas revelaciones que hicieron tambalear Palacio y la calle de Breña.
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El abogado Andrés Calderón tiene claro que el gobierno de Pedro Castillo tiene un trato poco amable con la prensa. Analiza la comunicación del mandatario y reflexiona sobre las últimas revelaciones que hicieron tambalear Palacio y la calle de Breña.
¿Cómo evalúa la relación del gobierno de Pedro Castillo con la prensa en estos cinco meses de gestión?
Ha estado marcada por el desdén. Lo que ha mostrado el gobierno de Castillo, sobre el rol que cumple la prensa como intermediario entre las autoridades y la ciudadanía, es preocupante porque la percibe como un actor político y así niega el derecho de los ciudadanos de conocer las acciones y explicaciones del gobierno. Los medios de comunicación sirven como enlace, pero (Castillo) ha tratado a la prensa con total indiferencia.
Una de sus ministras ha dicho que el presidente no está obligado a dar conferencias de prensa. ¿Esto es así?
Es una mirada bastante sesgada y hasta un poco miope de lo que significa una conferencia de prensa. La conferencia no es para el beneficio del medio de comunicación. En realidad, los medios tratan de trasladar la voz de los ciudadanos planteando preguntas que quizá las autoridades no responderían porque van con un discurso prearmado, pero hay verdades incómodas e interrogantes que no están siendo absueltas y que se logran solventar gracias a las preguntas de los hombres y mujeres de prensa.
El gobierno dice que reinauguró la sala de prensa de Palacio. ¿Eso es suficiente para que afirmen que son transparentes?
La sala de cronistas o periodistas es una herramienta logística para el mejor desempeño de la labor. Es necesario sí, pero no es lo primordial. La principal falencia en la relación con los medios y el respeto de la libertad de expresión se manifiesta con –paradójicamente– el silencio del presidente de la República. Hay una posición de desdén y tirante hacia los medios de comunicación.
¿Qué le recomendaría al gobierno para que mejore su relación con la prensa en este nuevo año?
Una de las principales deficiencias del gobierno es la falta de transparencia. El discurso de victimización –de que tengo a la prensa en contra– ya no es suficiente. Las elecciones ya pasaron y el presidente debe dar el ejemplo de que ya pasó la etapa de la campaña y rendir cuentas a los ciudadanos.
El periodista Ricardo Uceda escribió: “Fue la prensa no oficialista, defectuosa y enemistada entre sí, la que expuso la incapacidad y corrupción en su gobierno. No fue el Congreso ni el Ministerio Público. Esto también es motivo de celebración en las actuales circunstancias, pues nadie más lo iba a hacer”. ¿Se puede identificar ya a una prensa oficialista?
Creo que hablar en esos términos es una crítica válida hacia algunos medios de comunicación que pasan por agua tibia algunas acciones del gobierno. Me choca un poco porque los medios de comunicación deben alejarse de ser actores políticos. Es parte de un mismo mal hablar de prensa oficialista y prensa opositora.
Los políticos, que impulsaban la moción de vacancia, esperaban que el reportaje de Cuarto poder sea su insumo para conseguir sus objetivos. ¿Falló la prensa o fallaron los políticos?
La prensa no tumba gobiernos, ni decide ganadores ni perdedores. Informa. Los reportajes de Cuarto poder trasladaron una información relevante independientemente del resultado. Algunos actores intentaron atribuirle responsabilidad al medio de comunicación por el desenlace político, y eso hizo mucho daño. Los medios de comunicación no son responsables de las decisiones tomadas por los políticos. El programa no es responsable de la decisión que se tomó en el Congreso sobre la moción de vacancia. Los políticos, por sus intereses, no pueden culpar o exonerar de culpa a un medio de comunicación.
¿Cómo debió reaccionar Castillo?
Transparencia. Si es que no había nada que ocultar, si efectivamente tales reuniones clandestinas eran de naturaleza personal y privada, Castillo debió proporcionar el listado público y no esperar que se lo requiera una comisión investigadora del Congreso, o la Contraloría, o la Fiscalía. Debió pedir disculpas porque claramente estaba infringiendo la ley que regula la gestión de intereses y las normas que regulan que el despacho presidencial está en Palacio de Gobierno. Además, debió someterse a un escrutinio y dar una entrevista a uno o varios medios de comunicación como debió haberlo hecho desde el inicio de su mandato.
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Sin embargo, el gobierno mandó un emisario a negociar el reportaje a cambio de primicias. La prensa oficialista aseguró –de manera peligrosa– que eso era una práctica común en el periodismo.
Si es que hay una fuente que me dice te puedo dar esta otra información que es más relevante para que la uses en lugar de la que ya tienes, presenta una controversia ética, pero válida para el periodista. Sin embargo, eso no ocurrió en este caso. Muchas personas han tratado de pasar por agua tibia esto y acá no estamos hablando de una fuente, era un actor político interesado, no una persona cualquiera, era alguien que ha acompañado al presidente en el Perú y en el extranjero. Lo alojaba y le daba cobija cuando ha necesitado hacer esas reuniones clandestinas, una persona tan ligada al gobierno que casi se comporta como un funcionario y se siente en la atribución de decir “yo voy a hablar con el secretario general y voy a hablar con el presidente para que te demos a ti las primicias”. Allí estamos hablando de un funcionario interesado ofreciendo una ‘coima’, en especies, de titulares, a cambio de que un periodista no cumpla su función. Creo que es una acción casi delictiva la de la persona que está ofreciendo ese intercambio con el objetivo de que el periodista incumpla con su labor informativa.
¿Y por qué los periodistas ya no se indignan de esto? ¿Qué se ha venido haciendo mal?
Hay mucho tribalismo en la opinión pública. A mí me causa gracia que haya personas que critiquen que salgas en un medio o un programa porque has sido crítico con ese programa antes, me parece absurdo, tribalista, no poder hablar con personas con las que uno discrepa y no poder advertir cosas que son alarmantes como las que estaba revelando Cuarto poder. Hay un presidente que no da respuestas hace cinco meses y que, además, hace constantes amenazas con relación a los beneficios que les quiere otorgar a ciertos medios de comunicación como por ejemplo medios regionales que se están formando a los cuales aparentemente se les habría ofrecido publicidad estatal. Cuando miramos ese panorama completo, cómo no indignarse o sorprenderse negativamente cuando existe una persona cercana al gobierno que le está diciendo a un medio de comunicación ‘te doy un premio si te quedas callado’. Eso me parece inobjetable, increíble que no nos molesten este tipo de situaciones.
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