Mientras el gobernador regional de Arequipa, Rohel Sánchez, pide más presupuesto al ministro de Economía, las cifras hablan por sí solas: a mitad de año, su gestión solo ha ejecutado el 18% del presupuesto destinado a obras públicas.
La carretera Cotahuasi - Chuquibamba fue dejada al abandono, tanto que los propios vecinos la repararon con sus medios. “Hemos raspado la pista, la hemos limpiado, la hemos arreglado como hemos podido”, contó un ciudadano a Perú21.
Medida fue aprobada con ocho votos a favor en el Consejo Regional.
Otro proyecto emblemático, Majes-Siguas, sigue paralizado. En lugar de impulsarlo, Sánchez transfirió su titularidad al Ejecutivo, decisión que hasta ahora no muestra resultados.
“Ese cambio no trajo avances. La población está decepcionada. El proyecto está completamente trabado”, señaló Brenda Flores, periodista de radio Yaraví.
En salud, la situación es crítica. Hospitales como los de Chala, Cotahuasi y Maritza Campos están inconclusos. Aunque cuentan con equipos y estructura, siguen cerrados. Goyeneche y Honorio Delgado, colapsados, esperan una reconstrucción que no empieza.
UN PROBLEMA ENRAIZADO
Esta incapacidad de gestión se replica en provincias y distritos. El puente Cincomayo, en Tapay (Caylloma), es un ejemplo claro. La Contraloría detectó irregularidades en su expediente técnico, lo que frenó el proyecto y abrió una investigación. Resultado: más de S/35,000 desperdiciados y una obra detenida.
Lo más grave es que ese patrón se repite en todo Caylloma. A pesar de contar con ingresos importantes por canon y regalías mineras, la ejecución presupuestal sigue siendo baja.
En transporte, apenas se llega al 20%; en educación, al 18%; y en seguridad y residuos, al 30%. Recursos hay, gestión no.
GESTIÓN QUE NO EJECUTA, ESTANCA
La Municipalidad Distrital de Caylloma registra una de las ejecuciones más bajas de la región. De los S/5.6 millones asignados este año para inversión, solo se ha ejecutado el 8.9%. Más de diez proyectos aprobados —de vialidad, saneamiento y servicios básicos— siguen paralizados.
El caso más simbólico es la calle Calvario, en pleno centro poblado de Caylloma: tiene S/3.3 millones asignados y 0% de ejecución. Nada.
A ello se suma la construcción de la carretera Arequipa–Caylloma, de competencia regional, que acumula más de una década de retraso y múltiples adendas sin resultados. Su estado es deplorable. Lo más preocupante es que, lejos de exigir su culminación o ejecutar acciones complementarias con recursos propios, la Municipalidad Distrital de Caylloma ha optado por ceder su responsabilidad, dejando el mantenimiento en manos de terceros.
“Hay una gran demanda: hospitales, colegios, centros de salud, sobre todo en provincias alejadas como Castilla y La Unión, donde no hay presencia del gobierno regional. En el distrito de Punta de Bombón, donde falleció el congresista Nano Guerra García, no hay un hospital ni un centro de salud digno. Ese es el nivel de abandono”, aseguró a Perú21 el analista arequipeño Diego Reinoso.
Añadió que Arequipa necesita diversos proyectos de infraestructura, pero que el gran problema es que el Estado no invierte, ni tampoco se permite que el sector privado ayude a cerrar las brechas.
La incapacidad de transformar el presupuesto en obras es evidente. Pero no puede normalizarse. La ciudadanía debe asumir un rol más activo, exigir rendición de cuentas y cuestionar de forma firme a sus autoridades. Porque cuando la gestión falla, el precio lo paga el pueblo.