La última vez que respondió a una pregunta del periodismo su muñeca ya no lucía el costoso Rolex por el que tuvo que salir a dar explicaciones al país y que le costó una investigación fiscal. Aquel 8 de julio, Dina Boluarte hizo un balance de su viaje a China y luego, durante la rueda de prensa, evadió incómoda varias interrogantes y en algunos casos derivó la respuesta a alguno de los ministros que lo acompañaban. Han pasado 247 días desde aquella conferencia y varias investigaciones más en su contra, y la jefa de Estado ha optado por no declarar más a los medios de comunicación.
El 60% de los peruanos considera que la situación de seguridad se agravó en el país a partir de que el protegido de la presidenta juró como titular del Mininter. Un 82% cree que las acusaciones en su contra por sobornos son reales y deben investigarse.
Son más de nueve meses de silencio en los que la mandataria ha ido sumando expedientes fiscales y utilizando sus eventos oficiales para defenderse de las denuncias, victimizarse y sobre todo atacar a la prensa, a la que incluso hace unos días acusó de jugar en pared con el Ministerio Público para dar “un golpe de Estado blanco” contra su gobierno, en lo que ha significado su más grave agresión a los medios.
A estas actividades acude el periodismo, aunque no se le permite interactuar con la mandataria, y en ocasiones hasta terminaron encerrados en un cuarto por el cuerpo de seguridad presidencial.
Ni la presencia en Lima de una misión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que desde el lunes analiza la situación de la libertad de expresión y de prensa en el país, ha impedido que Boluarte siga arremetiendo contra el periodismo. “Nos hacen bullying, pero nosotros nos reímos porque sabemos que no tenemos rabo de paja”, acusó la mandataria el ultimo lunes, cuando la delegación internacional iniciaba su misión en la capital.
A LO CASTILLO
El comportamiento de la presidenta hacia la prensa, su negativa a declararle y sus constantes ataques se asemejan a la actitud que tuvo el expresidente Pedro Castillo en 2022, cuando ya caían sobre él sospechas por corrupción. El hoy encarcelado exmandatario cumplió más de 100 días sin declarar a los medios de comunicación y aprovechaba sus actividades oficiales para defenderse y arremeter contra la prensa, además de victimizarse por las investigaciones en su contra. Boluarte, quien siempre ha marcado distancia de su excompañero de plancha presidencial, al parecer ha repetido este patrón.
Meses antes del mensaje golpista que produciría su vacancia e inmediata detención, Castillo acusaba a los medios de orquestar una “campaña demoledora” contra su gobierno y de estar sesgada y coludida con grupos de poder. Además, se victimizaba afirmando que lo quieren sacar del poder por ser campesino y aseguraba que su gobierno se mantendría hasta 2026 “les guste o no les guste”.
Tan igual como los ministros de Castillo en aquellas épocas, los integrantes del gabinete de Boluarte también han justificado el silencio de la mandataria con la prensa.
Antes de ese último intercambio comunicacional con los medios en julio último, la mandataria estuvo sin declarar a la prensa por tres meses, cuando en abril respondió en una conferencia en Palacio por el caso Rolex.
"CONGRESO CONDESCENDIENTE"
El excongresista Richard Arce lamentó la actitud tomada por la mandataria de rehuirle a la prensa y señaló que su silencio significa que tiene mucho que informar sobre sus cuestionados actos “que lindan inclusive con la corrupción”.
“Es una situación insostenible provocada por la presidenta; cualquier gobierno requiere comunicarse con la población y el medio adecuado justamente es la prensa, que evidentemente su rol no es de aplaudir las acciones que toma el gobierno”, indicó Arce.
“En el caso de Boluarte han sido más los escándalos, más las denuncias por corrupción en su contra y de su entorno, y sobre todo ese respaldo implícito que hace ese Congreso de impresentables que aprueba leyes para favorecer a la delincuencia. En ese escenario deja mucho que desear la posición que toma la presidenta rehuyendo a la prensa. Recordemos si no que cuando Pedro Castillo cumplió más de 100 días sin declarar a la prensa, justamente este mismo Congreso cuestionó su silencio y hasta pretendieron vacarlo. Con Dina Boluarte, que lleva ya más de 200 días sin declarar, son condescendientes”, explicó el también columnista de Perú21.
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