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Gobierno mete presión al Congreso para que Boluarte salga del país

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Fecha Actualización
Es viernes y es de noche, y el coordinador parlamentario del Ejecutivo tiene claro que el tiempo apremia y que las críticas al pedido presidencial para una nueva salida del país han alzado vuelo más rápido que el pretendido viaje de la señora Boluarte, ahora, a los Estados Unidos.
El funcionario de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) debe cumplir una misión encomendada desde Palacio: comunicarse de inmediato con todas las bancadas parlamentarias para explicarles que esta nueva travesía internacional es más importante que los otros tres viajes juntos, pues la mandataria ya tiene pactada una reunión con el mismísimo Joe Biden. Que el presidente norteamericano la va a esperar. En buena cuenta, hay que madrugarlos, hay que meterles presión, hay que mover las fichas, hay que buscar convencer a los legisladores, encontrar esos votos para que mañana lunes el Pleno apruebe su salida del Perú entre el miércoles 1 y el sábado 4 de noviembre. Un as bajo la manga del Gobierno para asegurar una nueva subida al avión de Boluarte, la cuarta en menos de tres meses.
Pese a la movida del último viernes, en Palacio el conteo de votos no les cuadra aún. Hay temor de que el Congreso les dé la espalda, aun cuando bancadas de peso como Fuerza Popular y Alianza para el Progreso han evidenciado su aprobación a este viaje. Se necesita mayoría simple.
A las llamadas telefónicas del coordinador se incorporaron ayer opiniones de la ministra de Vivienda, Hannia Pérez del Solar, que justifican la travesía norteamericana. Más tarde, el embajador peruano en Estados Unidos, Gustavo Meza Cuadra, reforzó la teoría confirmando en una entrevista radial que Boluarte será recibida en Washington por Biden, en una reunión privada sobre asuntos de interés común y relaciones bilaterales, ya pactada con anterioridad. Todo ello en el marco de la Cumbre de Líderes de la APEP.
POSTURAS Y CÁLCULOS
Lo cierto es que Boluarte parece haberse ganado a pulso esa férrea oposición de un buen sector congresal por sus viajes, e incluso algunas legisladoras como Norma Yarrow le exigen que retire su pedido, que “tenga más empatía con su país” en estos momentos de crisis, de estado de emergencia, de inseguridad y de inminente fenómeno de El Niño, y que se quede acá. Ya hace dos semanas y con el pretexto de fortalecer las relaciones bilaterales se enrumbó hacia Europa y se tomó una fotografía con el papa Francisco, disponiendo de un avión privado que bien pudo adelantar vuelo para evacuar cuanto antes a los peruanos atrapados en Israel tras el ataque de Hamás.
Un mal cálculo político este último viaje a la Santa Sede. El lunes el Congreso podría decidir que Boluarte deje plantado a Biden. Pero si ello no ocurre, la presidenta cumplirá con su agenda en Maryland y Washington, a riesgo de quedarse sin viajar a una cumbre mucho más importante e impostergable aún: la de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), en la que nuestro país asumirá la presidencia por un año, y que se realizará en San Francisco, apenas unos días después de su posible encuentro con el presidente norteamericano. Un viaje por el que Boluarte deberá volver a solicitar permiso a ese mismo Parlamento dividido hoy por su pretensión de volver a dejar el país. Ese mismo Congreso que en junio pasado aprobó una controvertida ley que autoriza a la mandataria a despachar de manera remota cuando viaje al extranjero, al no contar con vicepresidentes.
APEC es el foro económico regional que cuenta con 21 economías-miembro. Que nuestro país asuma la presidencia aseguraría que los representantes de estos países visiten el Perú en los siguientes meses. Una cumbre de vital importancia en la que Boluarte debería estar presente para recibir el mandato que dejará Estados Unidos. Cuestionada por sus anteriores viajes, calificada por muchos como intrascendentes, estas apresuradas salidas al país le pasan factura a una presidenta que no ha sabido priorizar su agenda. ¿Viajar o no viajar? He ahí el dilema.