Embajador, si este viaje de la presidenta era importante ¿no debió la Cancillería pedir al Congreso una reconsideración para que revalúe su votación?
Tengo entendido que sí se estaba evaluando esa posibilidad, pero no prosperó porque la presidenta hizo público en su mensaje a la nación que ya no era conveniente solicitar la reconsideración. Habiendo ya una decisión presidencial tomada sobre el tema, a la Cancillería no le quedó, sino, acatar lo que la presidenta decidió.
¿Cómo notó en este asunto la actuación del nuevo ministro de Relaciones Exteriores? Cómo hacer para que esto no se repita o se adelante a una situación como esta. El ministro no se ha pronunciado sobre este tema.
Lo fundamental para evitar que el Congreso tome una decisión similar a esta es tener una relación muy fluida, es indispensable establecer un diálogo que permita entender la importancia que tienen los temas de política exterior. Esa es una tarea que evidentemente hay que desarrollar. Sobre la primera pregunta, hay que tener en cuenta que el canciller apenas asumió el puesto se encontró prácticamente con la etapa final de la organización de este viaje, y me imagino que estaba esperando culminar esa organización para informarle a la prensa y a la opinión pública de cuáles iban a ser las actividades de la presidenta.
¿Qué le pareció la reacción de la presidenta con su mensaje a la nación? ¿Cree que era necesario hacer este tipo de mensaje?
Entiendo que con su mensaje trató de exponer su frustración por no recibir el permiso del Congreso. Ese fue para mí el sentido del mensaje, informarle a la opinión pública que ya no insistiría en pedir el permiso para viajar. Ahora, la forma en que la presidenta lo hizo es una decisión absolutamente personal.