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Keiko Fujimori, de rozar el sillón presidencial a dormir en la cárcel
La ex candidata presidencial pasará 36 meses de prisión preventiva. Hace dos años casi se convierte en presidenta del Perú.
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Keiko Fujimori, de rozar el sillón presidencial a dormir en la cárcel (Perú21)
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Keiko Fujimori, de rozar el sillón presidencial a dormir en la cárcel (EFE)
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Keiko Fujimori, de rozar el sillón presidencial a dormir en la cárcel. (Perú21)
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Keiko Fujimori, de rozar el sillón presidencial a dormir en la cárcel (EFE)
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Keiko Fujimori fue trasladada al penal Anexo de Mujeres en Chorrillos (Alessandro Currarino/ USI)
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Hace dos años lucía imponente. “Señor Kuczysnski es hora que empiece a gobernar”, gritaba en voz alta desde un recién estrenado local de Fuerza Popular en la avenida Colón. Eran los mejores meses del partido naranja. Era noviembre de 2016, y aunque la derrota en las elecciones presidenciales había sido dura, los 73 escaños conseguidos en el Congreso le permitían a Keiko Fujimori darse algunas licencias. Exigirle cosas al presidente era una de ellas. Hablarle de tú a tú era la otra.
Aquella noche, desde el balcón del local partidario y con cientos de seguidores naranjas mirándola desde abajo, Fujimori también dijo que la “depresión era para los perdedores”. Lo hizo en respuesta para los que preguntaban por un silencio de más de cuatro meses. “Yo no soy una perdedora”, lanzó. Keiko Fujimori, la líder de Fuerza Popular, no solo se daba licencias con el presidente Kuczynski. También se las daba con el país entero. En un Perú fragmentado por la elección reciente, la lideresa era capaz de crear titulares con solo abrir la boca.
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Dos años después de aquel balconazo. Keiko Fujimori es trasladada a un penal con las manos enmarrocadas. Trata de imponer una sonrisa, quizás buscando mostrar ese liderazgo que necesita ver lo que queda de su partido. Sus ojos lucen ligeramente hinchados, quizás por la continuación de las lágrimas que comenzaron ayer cuando terminó de escuchar la resolución que ordenaba su prisión preventiva por 36 meses.
DOS AÑOS Y SIETE MESES
De rozar la presidencia del Perú, Keiko Fujimori ahora pasará 36 meses en prisión preventiva. ¿Cómo una candidata llega al ocaso en poco más de dos años? Lo ocurrido con Keiko Fujimori y Fuerza Popular ha sido el resultado de una serie de eventos.
Keiko Fujimori, en estas últimas semanas, ha sido la protagonista de discusiones en el Congreso y en la mesa de los hogares.
Un mes después de aquel balconazo de noviembre de 2016. Fuerza Popular daría una de sus primeras muestras de poder. El entonces ministro de Educación, Jaime Saavedra, fue censurado por el Congreso de mayoría fujimorista. Los argumentos gaseosos hablaban de corrupción e ineficiencia. Impotente, Pedro Pablo Kuczynski vería cómo uno de sus ministros con mayor renombre salía por la puerta falsa del Ejecutivo. Saavedra, en silencio, aceptaba la decisión. Hoy es el director senior de Educación del Banco Mundial.
Por aquellos días también se conocería que Fuerza Popular mantenía un chat entre sus miembros más importantes. Se llamaba 'Mototaxi' y servía –entre otras cosas- para que la legisladora Cecilia Chacón amenace. “Ahora ya saben con quién se meten”, dijo luego de que su bancada interpelara al ministro. Keiko Fujimori, la líder de la bancada, agregó: “Me llena de orgullo ver la fuerza de nuestro partido”.
Es que sí, la fuerza a la que hacía mención Fujimori era capaz de hacer y deshacer en el Congreso. Era el año 2016.
LOS ENREDOS
En junio de 2017, Marcelo Odebrecht, ex CEO de la constructora del mismo nombre, admitía ante fiscales peruanos que apoyó la campaña presidencial de Keiko Fujimori en 2011. De esta forma el nombre de la ex candidata peruana comenzaría a relacionarse con este escándalo de corrupción que había salpicado a varios políticos latinoamericanos.
Pero días después se llegaría a conocer una frase demoledora para Keiko Fujimori, hallada en la agenda del celular de Odebrecht. "Aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita (ex: Venez)", que en castellano se traduce como "Aumentarle a Keiko a 500 y yo hacer una visita”.
En medio de más declaraciones de Odebrecht y Jorge Barata, la Fiscalía de Lavados de Activos le abría a Keiko Fujimori en 2016 una indagación debido a que encontró inconsistencias en su campaña presidencial de 2011. El fiscal José Domingo Pérez asumiría el caso en 2017, logrando en un año la prisión preventiva para Keiko Fujimori.
El fiscal Domingo Pérez, a estas alturas declarado enemigo del fujimorismo, sostiene que la hija de Alberto Fujimori encabezó una organización criminal dentro de su partido. La finalidad sería lavar el dinero que vino ilícitamente de Odebrecht. Los activos llegarían a más de un millón de dólares.
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EL FUTURO
Hace tan solo un mes Keiko Fujimori no imaginaba que octubre sería tan agitado y terminaría el mes en la cárcel.
La orden de regreso de su padre a prisión tras la anulación del indulto generó que su llanto sea visto a nivel nacional. Lágrimas que, al parecer, no lograron convencer a su hermano Kenji Fujimori, quien mantiene una distancia con ella desde hace más de un año. Separación que no solo trajo ataques verbales entre ambos, también provocó que un grupo de la bancada de Fuerza Popular se vaya con el hijo menor de Alberto Fujimori.
La orden de regreso de su padre a prisión tras la anulación del indulto generó que su llanto sea visto a nivel nacional. Lágrimas que, al parecer, no lograron convencer a su hermano Kenji Fujimori, quien mantiene una distancia con ella desde hace más de un año. Separación que no solo trajo ataques verbales entre ambos, también provocó que un grupo de la bancada de Fuerza Popular se vaya con el hijo menor de Alberto Fujimori.
Pero lo que no habría logrado la orden de encierro de su padre, sí lo hizo la detención preliminar de Keiko Fujimori. El 10 de octubre, al llegar a una diligencia en la Fiscalía, la ex candidata fue detenida, enmarrocada y llevada a la Prefectura de Lima. Era la primera vez que quedaba tras las rejas y aunque la medida solo duró ocho días, sirvió, al parecer, para unir a la familia Fujimori.
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Mientras tanto, en el Congreso se libraba otra batalla. Con 61 legisladores, Fuerza Popular es ya el recuerdo de una bancada poderosa. Mas bien, luce débil, desprestigiada y sin cabeza. La renuncia de Francesco Petrozzi sumó aún más a la percepción de autoritarismo que corre por las venas de la bancada, en tanto, el chat de ‘La Botica’ lo confirmaba. Pugnas internas también resquebrajan este partido que esta semana se quedó sin líder con la prisión preventiva ordenada contra Keiko Fujimori.
Desde Fuerza Popular han solicitado al presidente Martín Vizcarra una reunión para “construir una agenda de consenso”. El mandatario no se ha pronunciado aún; sin embargo, deben estar notando las diferencias de las formas utilizadas a lo largo de estos dos años por la agrupación naranja.
Keiko Fujimori buscará la apelación de la resolución, aunque el camino parece que llegará hasta las puertas del Tribunal Constitucional. Por lo pronto, la lideresa buscará seguir al frente del partido desde el Anexo del Penal de Mujeres de Chorrillos. Reconstruir quizás lo que queda de una agrupación que hace tiempo, por sus propias decisiones, socavó las bases de una fuerza popular.
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