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Los puneños decidieron trabajar y le dieron la espalda al paro de la Fenatep
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De espaldas al paro. Puno le dijo ayer no al enfrentamiento, al caos, a la violencia, al terror que pretendían imponer la Fenatep-Movadef y otras facciones de la izquierda extrema. La región más golpeada por las protestas desatadas tras la caída de Pedro Castillo ha preferido no repetir la historia reciente y mirar de reojo este paro seco; ha elegido no dejar de trabajar para recuperar lo perdido.
La convocatoria de los extremistas no tuvo la respuesta esperada en las calles. Los comerciantes y transportistas, afectados económicamente primero por la pandemia y luego por las violentas movilizaciones, de las que muchos participaron, decidieron en las horas previas al paro no detener sus actividades en la mayoría de las 13 provincias de esta región.
Así, la protesta programada por 24 horas se desarrolló en medio de locales abiertos y vehículos de transporte público en tránsito, reduciendo la paralización a unos cuantos piquetes con escasos manifestantes, que lograron bloquear algunas vías en cinco provincias. Un tramo de la Interoceánica fue interrumpido en Azángaro y se reportaron bloqueos en las carreteras Juliaca-Cusco, en Ayaviri, y Huancané-Vilquechico. El tránsito por el puente Internacional Ilave también se vio afectado de manera parcial.
En la capital puneña, el paro pasó casi desapercibido, con movilizaciones pacíficas, sin contundencia ni el apoyo popular esperado. Incluso, el dirigente del Movadef, César Tito Rojas, en medio de la desinflada marcha de los organizadores extremistas en la que participaron maestros afiliados a la Nueva Fracción Roja de Sendero, reconoció el poco respaldo de la convocatoria.
Sin actos de violencia y con el resguardo de más de cuatro mil policías en las calles y otro grueso de militares, no se registraron ataques a las instituciones públicas y el recién reabierto aeropuerto, al que los violentistas solían ingresar a la fuerza, pudo cumplir con su programa de vuelos.
PUNO NO QUIERE PARAR
El reinicio de las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte y el Congreso fue calificado de “débil intensidad” por Francisco Aquise, de la Cámara de Comercio y Turismo de Puno. El directivo explicó que el fracaso de esta convocatoria obedece a que los puneños “no quieren perder más dinero ahora que la región está iniciando su reactivación”, tras las violentas protestas del último verano.
“Los puneños saben que no están para perder más dinero. Muchos están endeudados, han perdido sus negocios, están empezando de cero. No tenemos cifras oficiales, pero este paro no ha generado un fuerte impacto económico; claro, igual la región ha perdido”, explicó Aquise, quien mostró su confianza en que los puneños seguirán priorizando su recuperación económica, más allá de estar en contra del Gobierno.
“Puno está en contra del Gobierno, eso está claro. La gente quiere la salida de Boluarte y el Congreso, pero el costo social y económico de su incondicionalidad ha sido muy alto. La población sabe que su cuota de apoyo ya la dio”, sentenció.
FACCIONES DIVIDIDAS
El paro seco en esta región encontró divididas a las dirigencias de las organizaciones sociales, muchas de ellas incómodas por la presencia del Movadef. Félix Soasaca, del Frente de Defensa Unificado en contra de la contaminación de la cuenca Coata y el Lago Titicaca, señaló días antes de esta protesta que no habrá consenso mientras el Movadef no se aparte.
Detrás de este paro está el Comité Nacional Unificado de Lucha del Perú (Conulp), que tiene como cabeza visible a Lucio Colla Callata, de estrecha vinculación con el Movadef y cercano al expresidente Pedro Castillo.
Para el analista político Iván Arenas, esta división al interior del movimiento y la posición de los comerciantes y transportistas de no apoyar el paro fueron determinantes para que la protesta no haya tenido respaldo.
“Después de esto, lo único que les queda es radicalizarse, y eso podría ser el próximo miércoles 7 de junio”, señaló el especialista, que explica que según la agenda de acciones ese día se impedirá el izamiento del Pabellón Nacional en las plazas, lo que provocaría un enfrentamiento con las fuerzas del orden.
Los promotores del paro tienen previsto reunirse en junio con gremios sindicales del sur y de Apurímac con el objetivo de buscar apoyo para lo que será la denominada tercera ‘Toma de Lima’. La movilización partiría el 16 de julio a Lima y busca la salida de la presidenta Dina Boluarte, el cambio de la Mesa Directiva del Congreso y nuevas elecciones generales.
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