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Matilde Ureta de Caplansky, psicoanalista: “Estamos ante el nacimiento de una nueva juventud”
Matilde Ureta de Caplansky, psicoanalista. La entrevistamos.
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Contesta el teléfono y lo primero que me dice, alzando la voz, es que este momento es “histórico”. Mientras cruzamos las primeras palabras por teléfono, ve pasar un cartel donde lee: “costa, sierra y selva, contigo Perú”. Hace una hora, hemos sido testigos, frente al televisor, de la renuncia de Manuel Merino al encargo de la Presidencia. Episodio crítico de la política que ha movilizado al país.
Matilde Ureta de Caplansky fue parte de la primera promoción de psicoanálisis en el Perú. Era la única mujer. Estudió Psicología, Psicoterapia y Psicoanálisis. Hizo una parte de su carrera en París, en La Sorbona, y la culminó en San Marcos y la Católica, en Lima. Echamos al Perú en el diván y la experta nos ayuda a entenderlo.
-¿Por qué es histórico este momento que vivimos?
Creo que es primera vez que realmente se obedece al clamor popular. Han salido sostenidamente y han conseguido lo que estaban buscando. Es un triunfo. A la gente de a pie nunca se le ha hecho caso. Se les llamaba vicuñas y alpacas, como hacía el señor Flórez-Aráoz.
-Y ha sido un rango amplio de personas en las calles, desde Huancayo hasta Miraflores.
Pero fundamentalmente de jóvenes, ah. Los jóvenes han hecho suya la causa. Incluso, algunos de ellos se han arriesgado. Incluso, han muerto. Este es un saludo grande a los caídos en la batalla, pero también con la bandera en alto. Se ha dado una gran cosa: que el poder popular tenga un peso en las decisiones políticas del país y no solo los partiditos que ya sabemos que están en decadencia total. Así es que doy mi saludo esperanzador a los jóvenes de mi país por haber salido a la calle. Como decía un cartel: “madres y abuelos, ustedes no se preocupen, nosotros los defenderemos en la calle”. Lo que hay es un espíritu patriótico por alguna vez en el Perú. Es emocionante. Significa que ha calado en alguna parte de sus corazones lo que hemos vivido en los últimos 25 años.
-¿Qué lección nos deja este momento?
Que la ciudadanía es un voto y que tenemos que estar muy atentos a todos lados para estar muy claros, conscientes y muy responsables de lo que nos pasa a todos como país. Todos somos ciudadanos. No hay blancos que mandan ni oscuros que obedecen. Y tenemos derecho a la alfabetización, la salud y a la opinión.
-No debemos desentendernos de la política.
Así es, porque la política entra en las casas, aunque a veces no nos guste.
-¿Y qué nos están enseñando los jóvenes?
Lo primero y lo mejor es que están vivos, que están razonando y que están defendiendo los derechos de una democracia. Y están viviendo en paralelo lo que pasa en el norte, donde ven a un monstruoso, como Donald Trump, que a pesar de los votos, no se quiere ir. La actitud del presidente de EE.UU. es abominable, es un ejemplo horrible. Nuestros jóvenes se están dando cuenta de qué es la democracia y qué no. Los jóvenes han puesto las cosas en su sitio.
-¿Cómo influye esta situación compleja en nuestra mentalidad, en nuestra disposición?
Nos demuestra que somos una fuerza y que los políticos tienen que tomarnos en cuenta. No somos un rebaño, somos una ciudadanía pensante y que puede hacer cosas, y que no necesariamente tiene que estar afiliada a un partido político. Otra cosa que rescato profundamente es que hace 50 años no existía una semilla importantísima de patriotismo, como esta que hemos visto ahora.
-¿Qué representa el patriotismo hoy en día?
Pensar en el Perú como una totalidad, pensar que podemos apoyarnos los unos a los otros. Sin necesidad de haber ido al mismo colegio juntos, podemos sacar adelante una causa.
-Sin embargo, ¿cómo entender el comportamiento de personajes como Flores-Aráoz?
Representa al Perú del siglo XIX, donde la lucha de clases era mucho más intensa, donde la exclusión era por criterio de color, de dinero y de estatus.
-¿Cuál debe ser el perfil del encargado de la presidencia que nos lleve al bicentenario?
Debe ser una persona joven, tener fuerza, ser moral, tener principios. Una persona que no haga exclusiones dolorosas, perversas y malignas. El Perú necesita mucho trabajo, mucho sacrificio. Es un país no gobernable geográficamente. Somos un país muy complicado geográficamente, muy difícil de acceder, somos muchos habitantes y con mucha pobreza. Falta educación y falta salud. Mientras no logremos igualar al país en sus posibilidades, no podemos hablar de un país; podemos hablar de un grupo humano que vive ahí, pero no de un país.
-¿La geografía cómo influye en nuestra forma de ser?
La geografía y las actividades de desarrollo humano van de la mano. Por eso se habla de un país de todas las sangres y, añadiría, de todas las culturas. La cultura de Arequipa no es la misma de los shipibos. La cultura hace de nosotras personas distintas. Esa diversidad también da riqueza.
-Entonces, ¿cómo llegará el peruano de acá al 28 de julio de 2021?
Dependerá mucho de a quién elijan y quién se responsabilice, cómo vaya la pandemia. Hay muchas variables. Estamos saliendo del abismo. Ojalá podamos salir adelante y gocemos de una cierta tranquilidad, trabajo, salud y paz.
-¿La autoestima del peruano hoy en día es diferente?
Por supuesto que sí. La autoestima del peruano es diferente a hace unos días.
-¿Cómo es el peruano hoy?
Estamos ante el nacimiento de una nueva juventud, con una noción de ciudadanía y democracia, que no se ha visto en otras ocasiones. Estamos ante un Perú nuevo.
-¿Si echamos al Perú en el diván de Matilde Ureta qué sería lo primero que le diría?
Analízate para que puedas alcanzar algo de paz y felicidad.
AUTOFICHA:
- “Nací en Chile, aunque desde los seis años vivo en el Perú. Mi abuela Matilde, con quien me formé, fue cusqueña. Al Perú lo llevo en la sangre. A Chile en una parte de mi corazón por mi padre, medios hermanos y sus lagos, montañas y ríos. Pero yo soy peruana”.
- “Los peruanos somos chamberos y, sobre todo, somos un país de madres sacrificadas. Las mujeres somos muy valientes y emprendedoras. En mi caso, bailo, leo mucho y por las noches reservo mi tiempo para una película o una serie en Netflix”.
- “He publicado un par de libros: María y las invariantes femeninas y Apego, vínculo y amor en la pareja, que lo reedité el año pasado. Actualmente, sigo atendiendo como psicoanalista. No tengo pendientes. Cuando pase la pandemia, solo quiero viajar, ver a mis nietos en Europa e irme a Máncora”.
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