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Familia de Pedro Castillo desata crisis diplomática
Las relaciones diplomáticas entre Perú y México pasan sus horas más oscuras. La familia del expresidente Pedro Castillo tenía previsto anoche abandonar el país, tras ser favorecidos horas antes con un salvoconducto, 13 días después del intento de golpe de Estado del exmandatario, quien permanece recluido en el penal de Barbadillo por rebelión y conspiración.
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Las relaciones diplomáticas entre Perú y México pasan sus horas más oscuras. La familia del expresidente Pedro Castillo tenía previsto anoche abandonar el país, tras ser favorecidos horas antes con un salvoconducto, 13 días después del intento de golpe de Estado del exmandatario, quien permanece recluido en el penal de Barbadillo por rebelión y conspiración.
La ministra de Relaciones Exteriores, Ana Gervasi, dio a conocer ayer por la tarde que el Gobierno peruano —”ateniendo sus obligaciones internacionales” — había procedido a otorgar salvoconductos a Lilia Paredes, esposa de Castillo, y a sus dos menores hijos.
El gobierno mexicano había informado mediante nota diplomática que le brindó asilo a la familia del expresidente Castillo, en el marco de la Convención de Caracas de 1954.
“El otorgamiento de los salvoconductos se realiza con reserva del derecho que asiste al Estado peruano de solicitar la eventual extradición de la señora Paredes Navarro (…) en caso de que las autoridades judiciales así lo requieran”, remarcó Gervasi.
Según la ministra, México fue informado de que Paredes “se encuentra comprendida en una investigación preparatoria como coautora del delito de organización criminal”.
Gervasi incidió que en el Perú “no existe persecución política” y que, por el contrario, impera el Estado de derecho y la separación de poderes.
“En el marco de sus competencias, el gobierno del Perú defenderá con la mayor firmeza el derecho que asiste al Estado, a través de los poderes correspondientes, de combatir la corrupción y de asegurar que los responsables sean juzgados”, agregó.
AMARGA RANCHERA
A la par del otorgamiento de los salvoconductos, el gobierno decidió declarar persona no grata al embajador de México en Perú, Pablo Monroy, y le otorgó 72 horas de plazo para que abandone nuestro país.
Sobre las 11:00 p.m., Monroy se retiró de su residencia junto a una nutrida comitiva y bajo fuerte custodia ingresó al aeropuerto Jorge Chávez para abordar un vuelo comercial.
La medida fue tomada a raíz de las constantes declaraciones de las altas autoridades mexicanas, como el propio presidente Andrés Manuel López Obrador “que constituyen injerencia en nuestros asuntos internos”.
Por la mañana, el canciller mexicano Marcelo Ebrard había confirmado que la familia de Castillo se encontraba asilada en su embajada en Perú, ubicada en el distrito de San Isidro.
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