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Operación Victoria: “Positivo, positivo para el Cachetón!”
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Sábado 12 de setiembre de 1992. 8 y 40 de la noche. Agentes del GEIN irrumpieron divididos en tres grupos en la vivienda de la Calle Uno 459, Urbanización Los Sauces, Surquillo, y en contados segundos dominaron el inmueble. “¡Positivo, positivo para el Cachetón!”, se escuchó decir. Allí, en el segundo piso, Abimael Guzmán, el sanguinario cabecilla de Sendero Luminoso, que provocó miles de muertes y destrucción en nuestro país, aguardaba sentado, detrás de Elena Iparraguire ‘camarada Miriam’ y de Laura Zambrano y María Pantoja, sin atinar a nada, repitiendo cobardemente: “No disparen, no disparen. Por favor, nosotros no tenemos armas”.
Fue una operación impecable, sin un solo disparo, que –recuerda Marco Miyashiro– se hizo siguiendo los procedimientos policiales de rigor y respetando los derechos humanos, esos que Guzmán pisoteó con masacres como las de Lucanamarca y Soras, con coches bomba como el de Tarata y asesinatos como el de María Elena Moyano, cuyo cuerpo fue dinamitado.
TODO EMPEZÓ EN 1990
El principio del fin de Guzmán, sin embargo, se remonta a dos años antes. Hasta entonces, la foto de un joven Abimael, sin barba, tomada en 1982, era la única referencia de la que disponía la Policía. Pero el 1 de junio de 1990 todo cambió.
El Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) –creado apenas unos meses antes como parte de la entonces Dirección Nacional contra el Terrorismo (Dincote)– detuvo a 37 personas y allanó una veintena de casas. En una de ellas encontró abundante información relacionada al autoproclamado “presidente Gonzalo”.
“Entre los documentos incautados figuraban actas de sujeción al líder, cartas con cuestionamientos a los mandos por falta de suministros, informes de planificación y ejecución de atentados. (...) Además, se pudieron perfilar los gustos y dolencias de Guzmán. Fumaba cigarrillos rojos de la marca Winston y bebía vodka. En su escritorio hallaron lentes, pastillas para hongos, ansiolíticos, laxantes y vitaminas”, reseñó entonces la revista Caretas.
ZORBA EL GRIEGO
Pero quizá lo más relevante en aquella ocasión fue el hallazgo del recibo de alquiler de un inmueble por US$700 firmado por la terrorista Nelly Evans, quien se encargaba de captar el apoyo económico para la organización subversiva. Estaba ubicado en Chacarilla del Estanque. Nada menos que a escasos metros del Cuartel General del Ejército.
El lugar fue allanado el 31 de enero de 1991 y fue allí que se incautó un video revelador con imágenes del funeral de Augusta La Torre (a) ‘camarada Norah’, la primera esposa de Guzmán, ocurrido en 1988. Asimismo, del genocida y sus secuaces bailando Zorba el Griego, borrachos todos y manteniéndose en pie con dificultad. Eso permitió al equipo policial identificar a los miembros de la cúpula senderista pero, sobre todo, corroborar que Guzmán estaba vivo y que su captura era solo cuestión de tiempo.
Continuaron los operativos. En julio de 1991 cayeron los cabecillas Tito Valle Travesaño y Yovanka Pardavé. Pero también Luis Alberto Arana Franco, quien –de acuerdo a las investigaciones– se encargaba de darle el dinero a Guzmán. A cambio de protección, libertad y una nueva identidad, Arana finalmente conduciría a los GEIN a la casa de Surquillo donde Maritza Garrido Lecca y su pareja Carlos Incháustegui conducían la escuela de baile que no era sino la fachada para cubrir al criminal más buscado del país.
El seguimiento fue meticuloso y permanente. La revisión de los deshechos de la vivienda puso en alerta a la Policía. Envoltorios de medicina para la soriasis, enfermedad que padecía Guzmán, y un trozo de papel con apuntes de una reunión de Sendero dieron la certeza de que el asesino de miles de peruanos estaba en el lugar.
Así, a las 5 y 30 de la mañana del 12 de setiembre de 1992 se puso en marcha Operación Victoria. Quince horas más tarde, los agentes del GEIN Julio Becerra “Ardilla” y Cecilia Garzón “Gaviota” eran los primeros en ingresar al inmueble donde, ajenos a lo que allí ocurría, también fueron detenidos el compositor Celso Garrido Lecca y la bailarina Patricia Awapara. Ambos fueron liberados 15 días después. La llamada Captura del Siglo fue un éxito.
SABIA QUE
Abimael Guzmán Reinoso fue presentado ante los medios de comunicación quince días después de su detención, con un traje a rayas y dentro de una jaula. Fue identificado como el preso 1509 en homenaje al aniversario de la ex Policía de Investigaciones del Perú, que se celebraba el 15 de setiembre. En la presentación, el genocida pretendió lanzar una proclama, pero su voz fue acallada por los policías y periodistas que se encontraban en el lugar. Todos cantaron emocionados el Himno Nacional.
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