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Los riesgos políticos del comunismo que hoy se promueve irresponsablemente
CREANDO UNA NUEVA CRISIS. La nacionalización y expropiación que aplicó Salvador Allende en Chile, acatando una visión socialista en los años 70, provocó la reacción de una extrema derecha que perpetró un golpe de Estado en 1973. La dictadura de Pinochet terminó en 1990.
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El Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa dio el primer aviso. “Si (Pedro) Castillo gana la segunda vuelta y establece el modelo cubano, no se puede descartar un golpe militar de derecha”, dijo el pasado 24 de abril, en referencia al candidato presidencial de Perú Libre. Vargas Llosa, que en su trayectoria ha condenado todo tipo de gobierno autoritario, no se inventó un escenario. Un episodio como ese ya lo vivió Latinoamérica con una de las más largas dictaduras de derecha que se han conocido.
Sucedió en Chile de Salvador Allende, el primer mandatario socialista y marxista elegido en ese país, que no pudo terminar su gobierno debido al golpe de Estado que perpetró la extrema derecha personificada en el general Augusto Pinochet. Allende, un médico cirujano y fundador del Partido Socialista chileno, asumió el poder en 1970 y apenas duró tres de los seis años de mandato.
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Durante los 17 años de régimen militar, Pinochet suprimió los partidos políticos y los sindicatos. Amordazó la libertad de expresión, los medios de comunicación fueron intervenidos y las protestas eran reprimidas con violencia. La violación a los derechos humanos era permanente.
La causa de esa sublevación militar no fue una sola, pero el modelo socialista que aplicó Allende en el país sureño, en plena Guerra Fría, alteró el sistema económico de entonces que regía en Chile –y alteró las relaciones con Estados Unidos–, sobre todo cuando empezó con las expropiaciones y la estatización de industrias que eran consideradas “estratégicas” para la economía. Un ejemplo que Castillo ha prometido seguir.
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Allende justificó esa decisión con el propósito de alcanzar “la independencia económica” de Chile. En su gestión, el Estado se hizo de la industria del cobre. Castillo quiere hacer lo propio con el gas de Camisea.
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“Estamos quebrando el gran capital foráneo”, aseguraba el presidente en 1972, durante una entrevista con periodistas. En el mitin de marzo último donde anunció que desactivaría el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo, Pedro Castillo se refirió a las empresas trasnacionales y señaló que “tienen las horas contadas”.
Las medidas de Allende provocaron el levantamiento de las Fuerzas Armadas en Chile, con el respaldo de la derecha; fue la crisis económica que ese modelo estatista produjo.
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De acuerdo a un informe de la Red de Revistas Científicas de América Latina (Redalyc), la política de Salvador Allende “espantó” la inversión privada, y el Estado no pudo compensar esa caída. Según el estudio, Chile terminó con reservas agotadas y con un déficit de 300 millones de dólares.
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CONSECUENCIAS
El escritor chileno Roberto Ampuero escribió el ensayo “Todos matamos a Allende”, en el que responsabilizó a la izquierda de su país de “haber arrojado por la borda” el sistema democrático que construían y “por intentar reemplazarlo por uno que había fracasado en Europa, Asia y la Cuba fidelista”. Se refería al socialismo.
En diálogo con Perú21, el periodista chileno José Rodríguez Elizondo explicó que el gobierno de Salvador Allende cayó, por un lado, debido al extremismo con el que se manejaba un grupo de la izquierda de la Unión Popular, la coalición que respaldaba al entonces mandatario.
“Allende tenía a la izquierda comunista, a la izquierda castrista y a la democracia cristiana. Estos bloques configuraban una estrategia bifurcada, Allende intentaba maniobrar entre esas tres”, detalló.
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Si bien refirió que “un factor externo” ejerció presión para “aislar a Allende”, Rodríguez Elizondo indicó que en ese gobierno “hubo desunión”. Había más extremistas que Allende en el poder, que tenían como único propósito anular a la derecha, su antagonista. Es otro ejemplo que persigue Perú Libre.
El virtual congresista de ese partido político, Guillermo Bermejo, fue claro cuando, en un audio propalado por Willax, aseguró que, de llegar al poder, no lo iban a dejar. Eso fue lo que también evidenció su líder Vladimir Cerrón, el condenado exgobernador de Junín, que quiere aplicar en el Perú el modelo comunista cubano.
“La izquierda tiene que aprender a quedarse en el poder, y eso ha hecho Venezuela”, recalcó Cerrón en octubre de 2020, durante un homenaje a Ernesto el ‘Che’ Guevara, uno de los impulsadores de la revolución cubana junto a Fidel Castro. En el último quinquenio, el Perú ha demostrado tener una democracia débil. Cuatro presidentes de la República han asumido el mando del país durante una crisis política que aún no termina, y que se complementa con el cierre del Congreso en 2019.
En estas elecciones presidenciales, una extrema derecha ya ha mostrado su rostro a través de Rafael López Aliaga. “Muerte al comunismo, muerte a (Vladimir) Cerrón y (Pedro) Castillo, no puede pasar eso acá”, exclamó en un mitin a inicios de mayo el líder de Renovación Popular, que cuenta con representación en el Congreso.
Aunque después aclaró que se refería a la “muerte política” de aquellos personajes de izquierda, López Aliaga solo es una muestra de la reacción que puede desatar una política que interviene la economía y limita libertades.
Al respecto, el periodista Rodríguez Elizondo sostuvo que el modelo cubano es impracticable porque solo ha demostrado generar “pobreza extrema”.
“Decir que uno reivindica el ejemplo de Cuba es inexplicable desde el punto de vista patriótico. Como peruano o chileno quisiera que un país se desarrolle; no entiendo este romanticismo de decir ‘mi faro está en Cuba’ (…) he estado allá y lo único que quiere la gran masa es zafarse del romanticismo de los años 60 y vivir lo más normalizada”, explicó.
Con Pedro Castillo, de ejecutarse su plan marxista-leninista-mariateguista, las condiciones en el Perú, que se ha acostumbrado a la vacancia de presidentes y a cierres del Parlamento, se están abriendo paso hacia una crisis política, social y económica.
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TENGA EN CUENTA:
-Salvador Allende se suicidó de un disparo en la Casa de la Moneda, casa de gobierno en Chile, antes de que los militares liderados por Augusto Pinochet ingresaran al edificio para capturarlo.
-Pinochet fue el último dictador chileno, cuya gestión reprimió con violencia a allendistas y a toda persona de ideas comunistas y marxistas. Luego tuvo cuentas con la justicia.
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