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El abuelito de 80 años que toma clases de ballet: “No es tarde, me siento vivo”
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Nunca es demasiado tarde para aprender. Un ejemplo de ello es el protagonista de esta historia viral, un abuelito de 80 años que decidió que no quería vivir su jubilación estando descansando o trabajando en oficios que lo mantuvieran sentado, sino que quería algo más en su vida.
Hélio Haus empezó a sentirse atraído por el ballet, un tipo de danza que siempre quiso hacer pero que nunca tuvo la oportunidad ni el tiempo para poder practicarla. Nunca imaginó que su primer acercamiento con el ballet lo tendría tras jubilarse, según información del portal brasileño Globo.
El octogenario ha tomado con mucha alegría y motivación sus clases de ballet. “No es tarde para mí (…) Me siento vivo, activo, haciendo algo que siempre he querido hacer”, explicó Hélio a la publicación.
El ballet es su pasión
Los días que tiene práctica Hélio llega a las 9 de la mañana a un gimnasio de Río de Janeiro y se prepara para ponerse el habitual traje: las mallas y sus zapatos de ballet, para tomar 5 clases diarias.
El anciano comparte clase con otros 7 alumnos, algo que según cuenta Hélio, lo mantiene activo y también le permite socializar. Esto es muy importante en su diario vivir ya que no tiene hijos ni nietos.
“No quiero ser rehén de una oficina, no es ninguna medicina, no es divertido. Yo quiero estar sano y esto para mí es sano”, indicó. En 2018 se hizo viral en las redes sociales luego de que una de sus profesoras le tomara una foto y la subiera a Facebook. Hélio se emociona cada día por el apoyo que le brindan.
“Ni siquiera vio que le tomé esta foto. No fue planeada y resultó muy hermosa, expresiva […] Fue una locura, muy inspirador. Leí varios comentarios, porque él no tiene Facebook y varias escuelas de baile de todo Brasil le mandaron saludos”, contó Camile Salles, una de las instructoras de baile que comparten con Hélio.
El octogenario aceptó que siempre tuvo interés en el ballet, pero que por distintas razones nunca lo practicó. “No tuve el coraje. La vida biológica y la emocional no van juntas. Tuve que hacer mi vida y cuando conseguí estabilidad dije: ‘Ya es’”, dijo.
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