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INCENDIOS FORESTALES

Más de 800 mil incendios han afectado la Amazonía peruana desde 2020

Alarmante cifra se desprende de las imágenes satelitales del Sistema de Información sobre Incendios para la Gestión de Recursos (FIRMS) de la NASA.

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Incendios forestales FIRM
Incendios forestales registrados por FIRMS
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Desde 2020, la Amazonía peruana ha registrado 817 634 incendios forestales, cifra obtenida por el Sistema de Información sobre Incendios para la Gestión de Recursos (FIRMS) de la NASA, el cual se basa en imágenes satelitales. Estos incendios han afectado principalmente a las regiones de Ucayali, San Martín, Huánuco, Loreto y Madre de Dios, lugares de gran riqueza ecológica y cultural.

Este año ha sido especialmente crítico. Hasta septiembre, FIRMS reportó 215 592 incendios en la Amazonía peruana, un aumento del 81% en comparación con el promedio de los mismos meses entre 2020 y 2023. La mayor concentración de estos incendios ocurrió en los meses de agosto y septiembre, los cuales acumulan el 32% y 52% del total de incendios de 2024, respectivamente.

Estas cifras fueron recogidas en un informe reciente de Paskay, entidad especializada en carbono forestal en el Perú, que destaca la importancia de trabajar en dos frentes: la prevención y la remediación. Al respecto, los incendios forestales en la Amazonía peruana siguen un patrón preocupante. Entre enero y mayo de cada año, la cantidad de incendios se mantiene relativamente baja, con un promedio de menos de 5000 eventos por mes. 

Sin embargo, a partir de junio, el número de incendios aumenta considerablemente, alcanzando un promedio de 10 572 incendios en julio. Este ascenso se intensifica en agosto y septiembre, que registran picos de 44 157 y 49 160 incendios, antes de disminuir en noviembre y diciembre. Esta tendencia muestra cómo la temporada seca y prácticas como el rozo y quema se conjugan para intensificar los incendios en meses críticos.

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El cambio climático amplía la vulnerabilidad

Las temperaturas en ascenso y la prolongación de la temporada seca crean un entorno donde el fuego puede propagarse con mayor facilidad. El cambio climático no solo incrementa la frecuencia de estos eventos, sino que también disminuye la capacidad de recuperación de los ecosistemas afectados. Esto implica que los incendios cada vez mayores no solo aumentan en número, sino que sus efectos perduran, dejando a los ecosistemas en un estado de constante degradación.

“Ya se han registrado víctimas mortales a causa de los incendios. En términos ambientales, el nivel de contaminación por humo y las emisiones de gases de efecto invernadero se han disparado. Según estos datos (…) más de 80% respecto al promedio de los últimos cuatro años (2020-2023) sólo en la Amazonía peruana. Esto podría traducirse en un nivel de deforestación que sería casi el doble del registrado en ese mismo periodo”, refiere Jorge Torres, especialista en cambio climático y director ejecutivo de Paskay.

La devastación provocada por los incendios no se limita a la pérdida de vegetación. Las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero producto de estos incendios contribuyen directamente al cambio climático, generando así un ciclo negativo de retroalimentación. 

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Territorios afectados

El año 2020 fue especialmente destructivo en términos de deforestación, con 203 272 hectáreas perdidas en la Amazonía peruana. Aunque los años siguientes mostraron ligeras reducciones, 2024 parece que podría superar esta cifra récord debido al incremento de los incendios. Como explica Torres: “cuando se publiquen las cifras oficiales de pérdida de bosques en 2024, temo que podríamos superar nuestro peor año, que fue 2020, cuando se reportó la pérdida de más de 200 mil hectáreas de la Amazonía”.

Los incendios en la Amazonía se concentran principalmente en Zonas No Categorizadas y Bosques de Producción Permanente no adjudicados, que en conjunto representan el 41% de los incendios registrados entre enero de 2020 y septiembre de 2024. Estas áreas son especialmente vulnerables porque no cuentan con una protección adecuada, lo cual facilita el avance de la deforestación y el cambio de uso de suelo para actividades agrícolas y pecuarias. También se reportaron incendios en predios agrícolas, comunidades nativas y concesiones maderables, evidenciando una problemática que afecta a diferentes tipos de tenencia de tierras.

La entidad destaca la importancia de trabajar en dos frentes: la prevención y la remediación. La prevención debe incluir la capacitación de las comunidades y el establecimiento de sistemas de monitoreo y alerta temprana para los incendios. 

En cuanto a la remediación, la reforestación con especies nativas es clave para la recuperación de áreas devastadas. Además, los proyectos de carbono forestal representan una estrategia prometedora para generar ingresos que faciliten la conservación de los bosques, brindando un beneficio tanto ambiental como económico para las comunidades locales.

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