Un grupo de investigadores en Japón logró lo impensable: que 30 gatos domésticos cooperaran en un experimento científico. ¿El resultado? Confirmaron que los felinos son capaces de reconocer el olor de sus dueños y distinguirlo del de un extraño.
El evento fue registrado por un barco turístico, cuyos ocupantes pudieron observar la escena durante aproximadamente 8,5 horas.
El estudio, publicado en la revista PLOS One y liderado por el profesor Hidehiko Uchiyama de la Universidad de Agricultura de Tokio, revela una faceta poco visible del comportamiento felino: su agudo sentido del olfato.
Los dueños de los gatos participantes recolectaron muestras de su aroma en zonas clave como las axilas y detrás de las orejas. Luego, estas fueron comparadas con muestras de personas desconocidas.
Cuando se les presentó ambas opciones, los gatos pasaron más tiempo olfateando a los extraños. Esto no significa que los prefieran, sino que reconocen el olor familiar de sus cuidadores y se sienten más atraídos por lo nuevo.
Además, se observó un comportamiento intrigante: los gatos usaban mayormente la fosa nasal derecha para identificar los olores desconocidos, un indicio de cómo el cerebro procesa la novedad frente a lo habitual.
“Felicito sinceramente a este grupo de científicos por lograr que 30 gatos cooperen. La mayoría no quieren saber nada de la investigación”, bromeó Carlo Siracusa, experto en comportamiento animal de la Universidad de Pensilvania.
Este hallazgo refuerza una vieja sospecha de los amantes de los gatos: aunque parezcan indiferentes, nos conocen muy bien. Y aunque no nos salten encima al llegar a casa como un perro emocionado, ellos saben perfectamente quiénes somos: por el aroma que dejamos en el aire.
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