La investigación señaló que el cerebro del can puede entender, en sí, el significado de los nombres, y asociarlo con aquellas imágenes que ellos aprecian. La investigadora Marianna Boros, quien ayudó con el desarrollo de los experimentos en la Universidad Eötvös Loránd, en Hungría, detalló que: “Creo que los perros siempre han tenido esta capacidad. Esto cambia por completo nuestro entendimiento de la evolución del idioma, y lo que es exclusivamente para humanos.”