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7 Claves para cambiar comportamientos machistas en el hogar
Erradicar pensamientos o conductas que resten valor a la mujer debe ser incentivado desde el hogar.
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Para la psico- bioterapeuta, Mary Cruz, el machismo es un conjunto de creencias de una superioridad imaginaria y que promueven la negación de la mujer como sujeto en varios ámbitos, lo que redunda en un conjunto de prácticas, comportamientos y actitudes que resultan ofensivas contra su género.
Para la experta, estas ideas están tan arraigadas en nuestro inconsciente colectivo de más de 2000 años, como parte de una serie de creencias irracionales y heredadas de generación en generación desde la niñez.
Por tanto, es preciso entender y orientar desde el hogar que no todo lo que nos enseñaron, ni las memorias heredadas se aplican hoy y ya son obsoletas.
La especialista, por tanto, propone como vital que las familias den el primer paso desde la crianza y las conductas entre miembros del hogar. Solo así se podrá cambiar la dinámica familiar heredada e impulsar nuevas formas de relacionamiento.
Para ello, propone 7 claves para erradicar el machismo:
1. Adiós a la división de labores basadas en el sexo. La pareja es un equipo. El hombre “no debe ayudar en la casa”, puesto que lo que tiene que hacer es solo parte de sus obligaciones como integrante del hogar. El puede ayudar en la casa del vecino, pero en la suya no es un invitado.
2. La responsabilidad de construir una familia es compartida: Se cree hasta hoy que esa tarea recae únicamente en las mujeres, excluyendo a los hombres de esa responsabilidad. Ambos deben compartir la tarea de la crianza y la asistencia a los hijos.
3. El desarrollo personal y laboral de ambos padres son necesarios. Solo así ambos aprenderán nuevas formas de interactuar y tendrán acceso a nueva información que les permitirá ampliar sus horizontes respecto de sí mismos.
4. Inculcar en los niños el concepto de complementariedad. Por lo general los niños menores de 7 años todos se ayudan, relacionan y se permiten manifestar sensibilidad, afecto u ternura entre pares. Es así que, en el hogar como la escuela, se deberían reforzar estos vínculos y validar las expresiones de sentimientos, no como propios de las mujeres sino de toda persona.
5. El Respeto como base fundamental de toda relación: respeto por sí mismos y respeto por el otro. Respetar las diferencias innatas y adquiridas de cada uno. Respeto en la manera de tratarse, de hablarse, de relacionarse y de conducirse por la vida.
6. Reconciliar a la pareja interna de cada uno. Reconocer que dentro de nosotros coexisten las dos energías, masculina y femenina. Si a las mujeres les enseñaran a conectar y equilibrar de manera consciente con su energía masculina y a los hombres con su energía femenina entenderían que no hay razón para entrar en conflicto afuera con el otro.
7. Romper con el molde familiar transgeneracional. Autorizarse a pensar y actuar de manera diferente a lo enseñado. Poner distancia con todo lo nocivo heredado y el patrón familiar tóxico. Rescatar lo bueno de nuestra experiencia familiar y, sobretodo, extraer las enseñanzas de todas las cosas que nos hicieron doler, de esta manera cada miembro se podrá sentir merecedor de todo lo bueno que le corresponde.
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