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Si la vacuna contra la COVID-19 se logró en menos de dos años de surgida la enfermedad, ¿qué pasa con el VIH?
Han pasado 37 años desde que se diagnosticó el primer caso de Sida causado por el VIH, sin embargo, a día de hoy, no existe una vacuna o cura que elimine totalmente la enfermedad. ¿Por qué sucede esto?
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El ser humano ha logrado grande avances en temas de medicina, lo que ha permitido que la vida humana se más prolongada. El último caso es la vacuna contra la COVID-19, enfermedad que paralizó al mundo y se cobró miles de vidas empezó a ser neutralizada a partir de la creación de una vacuna en tiempo récord.
Así también tenemos otros avances como la creación de los antibióticos, que si bien ahora es muy común su consumo, en su momento significó toda una revolución en el campo de la medicina moderna.
También tenemos la creación de la anestesia, algo particularmente cotidiano en el mundo de la medicina como necesario, dando paso a la intervenciones quirúrgicas más segura de lo que era tiempo antes de su creación, con la cual se han salvado innumerables vidas.
Y podríamos hablar mucho sobre los descubrimientos médicos a través de la historia, sin embargo, ¿qué hay de la vacuna contra el VIH? Este virus, que provoca el Sida, se ha cobrado la vida de más de 37 millones de personas en todo el mundo, según ONUSIDA.
Pese a la mortandad que genera esta enfermedad, no parece haber una vacuna actualmente que nos sirva para luchar contra este mal. Aunque existen alguno estudios que planean una realización de una vacuna de este tipo, aún están en fase de estudios o pruebas.
¿Qué es el VIH?
El VIH o virus de la inmunodeficiencia humana, puede destruir el sistema inmune de la persona a través de los años, dando lugar a varios tipos de infecciones, incluso, varios tipos de cáncer.
El VIH infecta a los linfocitos TCD4, fusionándose con él y aplicando su material genético y proteínas, con lo cual genera que el linfocito infectado produzca y replique miles de sí mismo, es decir, de linfocitos con la variación infectada.
Estas copias infectarán a otros linfocitos sanos, lo que genera una cadena de infección sistemática y exponencial. De no tomarse un tratamiento, estas células replicadas terminarán acabando con todo el sistema inmunitario de la persona, lo cual lo expone a todo tipo de enfermedades e infecciones.
Es en este punto en el que aparece el Sida, o Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Esto da lugar a las llamadas ‘infecciones oportunistas’, enfermedades que afectan mucho más a estas personas, pues no cuentan con un sistema inmunitario eficiente.
Un ejemplo de ello es la Tuberculosis, que genera la tercera parte de las muertes por Sida a nivel mundial.
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Casi 40 años de la enfermedad: sin cura y un vacuna
En 1981 se conoció el primer caso de Sida en el mundo, y en 1984 se anuncia el descubrimiento su causa: el VIH. En ese mismo año, autoridades sanitarias anunciaron que la vacuna para el virus podría tardar hasta dos años.
Sin embargo, a 37 años de diagnosticarse la enfermedad por primera vez, la vacuna aún no aparece. ¿Por qué?
Es innegable que se han hecho muchos avances entorno a esta grave enfermedad, como es el caso de los medicamentos antirretrovirales, que han salvado la vida de muchas personas infectadas con VIH, pese a que estos no consiguen eliminar al virus por completo del organismo.
Sin embargo, estos fármacos bloquean su replicación, pero al no eliminarlos del todo, deben tomarse de por vida, evitando así que puedan contagiar a otras personas y así poder llevar una vida normal.
Pese a que se han hecho, y se hacen actualmente, muchos esfuerzos por elaborar una vacuna contra el VIH, el caso es que aún no se ha encontrado un fármaco que sea seguro y eficaz contra la enfermedad. Por lo pronto, no se ha logrado ni prevenir ni tratar la enfermedad.
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Los principales motivos
Variabilidad genética
una de las razones por las que es muy complicado hallar una vacuna contra el VIH es su capacidad de mutar su material genético. Este es una especie de guía que tienen lo virus para saber cómo funcionar, un cambio en este material puede dar lugar a varias cepas de un mismo tipo de virus.
La variabilidad del VIH se genera en parte por la rapidez en la que se replica, pues puede generar miles de células hijas con su material genético propio en un mismo individuo en cuestión de semanas. Esto facilita la mutación y la generación de nuevas cepas.
Y es que las vacunas funcionan utilizando partes concretas de un virus, para hacer que nuestro sistema inmune reconozca al virus como tal y lo destruya. La diversidad que tiene el VIH hace muy compleja esta posible solución.
Evasión del sistema inmunitario
El VIH además tiene unas formas particulares de camuflarse del sistema inmunitario para no ser detectado: se cubre con una capa de moléculas de azúcar. Esto no parece la gran cosa, pero su efectividad es mortal, explica un artículo de Nature.
El virus como tal no tiene la capacidad de fabricar azúcares, así que lo que hace es utilizar proteínas de nuestro propio cuerpo para fabricarlas. Al hacer esto, el sistema inmune no detecta estas proteínas como ajenas a nuestro cuerpo, por lo que pasan desapercibido.
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¿Hay futuro para hallar una cura?
Entre las personas infectadas con VIH, se tiene conocimiento que existe un mínimo porcentaje que presenta los conocidos anticuerpos ‘ampliamente neutralizantes’, que pueden neutralizar a una amplia variedad de cepas del VIH.
Estos casos han llevado a que algunas personas, en caso realmente excepcionales, se curen de la enfermedad, lo que podría ser el futuro de una posible cura o tratamiento más eficaz contra la enfermedad.
Por un lado, entrenando al cuerpo para crear este tipo de anticuerpo ampliamente neutralizante, o colocarlas directamente a las personas. Sin embargo, la idea debe ser materia de investigación, que se une actualmente a los muchos estudios sobre este tema o relacionados que se llevan a cabo en el mundo.
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