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10 Datos que se debe saber sobre el Lupus
Esta enfermedad crónica puede dañar muchos órganos, articulaciones y sistemas por lo que seguir un tratamiento multidisciplinario es clave para el paciente.
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Alrededor de 5 millones de personas en el mundo sufren de Lupus, según los reportes de la Organización Mundial de la Salud. Esta enfermedad puede ocasionar inflamación y daños irreversibles en el organismo si no es detectada a tiempo. Sus síntomas son muy diversos, por lo que a veces su diagnóstico temprano es difícil. El doctor Óscar Chigne, reumatólogo de la Clínica Ricardo Palma, brinda 10 datos importantes sobre esta afección.
EL Lupus, también conocido como Lupus Eritematoso Sistémico (LES), es una enfermedad crónica, autoinmune y multisistémica, es decir, es una reacción anormal del sistema inmunológico que ataca tejidos y células sanas del cuerpo al identificarlos como extraños. Cuando no es reconocido y tratado en forma oportuna causa inflamación y daño a los sistemas y órganos involucrados. No es contagioso.
Su presentación es muy variada entre los pacientes. Prácticamente no hay dos casos con las mismas características clínicas, pues cada uno presenta un patrón diferente, dificultando muchas veces el diagnóstico.
Aún se desconoce la causa exacta que origina el Lupus, aunque se considera que es una combinación de factores genéticos, ambientales y hormonales, los cuales desempeñan un rol fundamental en el desarrollo de sus manifestaciones clínicas.
Existen diversos factores de riesgo asociados a esta patología como el sexo femenino, edad -siendo más común entre los 15 y 45 años-, antecedentes familiares de afecciones autoinmunes, mayor prevalencia en las razas negra, asiática e hispana, exposición a la luz ultravioleta procedente del sol y luz fluorescente, infecciones virales, estrés físico y emocional, así como la ingesta de ciertos medicamentos.
Sus síntomas pueden variar ampliamente de una persona a otra y también cambiar con el tiempo. Los más comunes son: fatiga, fiebre, malestar general y baja de peso, erupciones cutáneas en formas de alas de mariposa en el rostro, que pueden alcanzar las mejillas y el puente de la nariz. Pero también pueden aparecer en otras partes del cuerpo incluso a nivel de mucosas y anexos de la piel como úlceras orales y alopecia. Otros signos son: dolor articular, rigidez e hinchazón, fotosensibilidad, problemas renales, cardiacos, pulmonares, neuropsiquiátricos como dolor de cabeza, convulsiones, entre otros. Es preciso aclarar que tales síntomas pueden estar asociados a otras enfermedades, por lo que es importante una evaluación médica adecuada para realizar un diagnóstico acertado.
Su diagnóstico se basa en una combinación de síntomas, hallazgos físicos y resultados de pruebas de laboratorio; incluyendo análisis de sangre, orina, marcadores inmunológicos, así como exámenes de imágenes y biopsias, de ser necesario.
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El tratamiento depende del compromiso y gravedad de los órganos involucrados, permitiendo controlar la sintomatología y el progreso de la enfermedad, y previniendo brotes que eviten su reactivación y daño permanente en los órganos afectados. El tratamiento puede incluir desde medicación antiinflamatoria e inmunosupresora, cambios en el estilo de vida, psicoterapia, terapia ocupacional y física, así como cirugía reparadora en algunos casos requeridos.
Sin un tratamiento adecuado y oportuno podemos asistir a complicaciones potenciales, destacando daño renal, trastorno pulmonar, enfermedad cardiaca, destrucción de los glóbulos rojos, problemas neuropsiquiátricos y embarazos de alto riesgo obstétrico, entre otras patologías.
El control del Lupus es el esfuerzo de un equipo multidisciplinario, pues con frecuencia son varios médicos los involucrados de acuerdo a los órganos y sistemas afectados. Una información oportuna a través de chequeos médicos regulares, pruebas de laboratorio rutinarias y estilo de vida saludable, son fundamentales para ajustes de tratamiento, control de la patología y valoración pronóstica de acuerdo al caso.
Un tratamiento adecuado puede minimizar los síntomas, reducir la inflamación y el dolor, y detener así la aparición de daño grave en los órganos afectados. La comunicación entre el paciente y su equipo médico es invaluable, para lograr un seguimiento efectivo de la enfermedad y mantener una buena calidad de vida, señala el reumatólogo de la Clínica Ricardo Palma.
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