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Allahu Akbar
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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com
Al grito de "Alá es grande" (Allahu Akbar) centenares de afganos se lanzaron contra la base militar de Bagram. La ira de estos ciudadanos nació de la quema de un Corán por parte de soldados de los Estados Unidos. Las fotos de los manifestantes, que se pueden ver en el diario El País de España, son verdaderamente aterradoras. Sus rostros y lo que expresan sus cuerpos es una indignación incontenible. Busco un símil con nuestra cultura y se me ocurre que es la misma reacción que tendríamos nosotros si viésemos que alguien agrede violentamente a un hijo o a un familiar muy querido. El Corán, para los musulmanes, no es solo un libro, es un "atributo de Dios". Por tanto la ofensa va hacia lo más sagrado de sus creencias y solo la inmensa estupidez, la desmesurada ignorancia y el etnocentrismo patológico de algunos soldados ocupantes pueden provocar hechos de esta naturaleza. Algunas semanas atrás otros soldados de la misma nacionalidad se fotografiaron orinando sobre los cadáveres de sus víctimas afganas. Y, algunos años atrás, otros se habían fotografiado humillando y torturando a iraquíes desnudos. ¿Cuánta caca más cabe en la cabeza de estos hijos de la democracia corporativa? ¿Cuánto menosprecio por el prójimo han incorporado a su mente para permitirse semejante proceder? ¿Cuánto tiempo demandará a sus gobernantes tomar conciencia que el peor peligro para lo que ellos llaman "seguridad nacional", parte del inevitable odio que siembran con sus agresiones a territorios y creencias ajenas? Nos han acostumbrado tanto a esa conducta que escribir sobre ello parece una simple repetición.
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