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Despeinarse es la voz
He aprendido que hay que dejar que la vida te despeine y que lo realmente bueno de esta vida, despeina.
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Carmen González,Opina.21c.gonzalez@ceprovi.org
Hacer el amor, despeina; reírte a carcajadas, despeina; viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina; quitarte la ropa, despeina; abrazar bien fuerte a quien amas, despeina. Pelear defendiendo los ideales y gritar pidiendo justicia, despeina; jugar, y cantar hasta que te quedes sin aire, despeina; bailar hasta querer tirarte al suelo de cansada, despeina. A veces me siento tentada a ser impecable, peinada, y planchada por dentro y por fuera porque el aviso clasificado del mundo así lo exige. Así es que si haces caso al mundo, anda y péinate, cómprate para que estés bien a la moda, camina derechita, ponte seria y así te pondrán 20 de nota. Pero yo digo que ¡NO!, que no voy a seguir instrucciones para andar peinada. ¿Por qué no se darán cuenta de que para ser linda por fuera debo ser feliz por dentro? Y bien peinada no es posible. Lo único que realmente importa es que, al mirarme al espejo, vea a la mujer que debo ser. Por eso mi recomendación a todas las mujeres –y también a los hombres es–: haz lo que quieras con tal de no dañarte ni dañar al mundo. No importa que te despeines. Mejor dicho, deja que la vida te despeine y bastante.*
*Recreación de Mafalda.
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