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“Lo esencial es invisible a los ojos”
Así decía la sabiduría de un niño al que Antoine de Saint-Exupéry nos presentó como El Principito.
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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com
Sigue siendo cierto, pero a veces no vemos porque no queremos ver; otras porque la propia cosmovisión nos lo oculta, y las más frecuentes, porque quienes manejan la información nos disfrazan –aun diciéndonoslo– aquello que realmente debiera preocuparnos.
La noticia aterradora que afirma que el 97% de la capa superficial de hielo de Groenlandia (2'166,086 km2 de superficie) se derritió en solo ¡4 días! fue un hecho que figura como uno más entre los titulares referidos a la crisis europea, los cambios de ministros, la eterna disquisición sobre Conga sí o Conga no, así como sobre algún puntillazo infaltable contra los supuestos enemigos del sistema. A ello súmele otros hechos puntuales, la mayoría de ellos olvidables en el corto tiempo. Quizá no pueda ser de otra manera, pero este ejercicio cotidiano de vivir sumergidos en el cortísimo plazo hace de nosotros seres inermes e incapacitados para enfrentar los desafíos que se irán sumando cada vez con mayor urgencia y que, a la larga, determinarán que la vida –bajo las formas que actualmente la conocemos– siga o desaparezca. Para justificar lo que no queremos ver recurrimos al pensamiento mágico: "Dios sabe lo que hace" o el más moderno "Algo se inventará". Entonces, lo que debió ser la gran bofetada groenlandesa termina siendo como esas bofetadas que se propinaban los antiguos payasos y que solo dolían en el alma de los niños. Perdidos en el laberinto de la coyuntura, somos pasto fácil para oportunistas inescrupulosos cuya única ambición es acumular dinero o poder, o ambos si es posible.
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