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Parada en seco
Los escalofriantes sucesos del ex-Mercado Mayorista de Lima producidos la semana pasada han echado por tierra largos años de esfuerzos.
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Guido Lombardi,Opina.21glombardi@peru21.com
En primer lugar, el de muchos comerciantes de Gamarra que vieron cómo en pocos minutos se esfumaba el producto de un trabajo tenaz y sacrificado, pero también los del país en su conjunto que ha construido durante la última década –más allá de subsistentes problemas seculares de informalidad y discriminación– una imagen de país próspero, estable y atractivo para la inversión.
Sin embargo, y a pesar del daño causado, en muchos casos irreparable, quizá podamos encontrar en estos acontecimientos una oportunidad para revisar y superar nuestras deficiencias como conjunto social.
La recuperación posterior del principio de autoridad es una demostración de que, cuando se actúa con diligencia y de manera planificada, se pueden hacer las cosas bien.
Pero no basta hacerlas bien un día, se requiere por parte de nuestras autoridades –civiles y policiales– continuidad, firmeza y obstinación en la tarea de imponer el respeto a la autoridad y la ley.
De lo contrario, seguirá vigente, para nuestra vergüenza, el diagnóstico que Basadre hiciera hace más de ochenta años: somos un país que sufre las consecuencias del caudillismo, el centralismo, la falta de integración, la ineptitud de las élites y la flaqueza de las instituciones. Lo que ha sido permanente en la vida nacional ha sido la falta de un designio progresista y democrático. Lo que hace falta es continuidad y consenso nacional.
En sus propias palabras: "El país no marcha en una dirección ya fijada sino oscila entre la dictadura y la anarquía, entre la atonía y el estallido".
Deberíamos encontrar ese consenso y frenar la primacía de los intereses particulares para no tener que repetir el reclamo del ilustre tacneño: "Carecemos de victorias y de grandes hombres".
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