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Que el sexo nos aleje
Diferencias siempre habrá en la cama. Lo que a una le gusta, a nuestr@ compañer@ le disgusta. ¿Qué hacer?
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Esther Vargas,Sexo.21@esthervargasc en Twitter
Cuando las parejas empiezan a vivir su amor, el sexo es EL SEXO. Cuando pasa el tiempo, el SEXO se hace una carga pesada o una ausencia demoledora. Uno de los dos –y a veces los dos– se llena de frustración y rabia al ver que esos tiempos de enamorados o amantes son solo cosa del pasado.
Este ha sido un tema recurrente en numerosas columnas gracias a las confesiones de los lectores. De alguna manera, esos testimonios te hacen pisar tierra y pensar que no eres la única con altas y bajas en la cama. Terapia gratis para todos, y me incluyo, porque esta columna lo ha sido, de principio a fin.
Dudo de las fórmulas mágicas para 'revivir la pasión', me esfuerzo en creer en los 100 tips para que mi pareja no se aburra conmigo en la cama (lo leí en Cosmopolitan, Vanidades o en alguna similar), y creo que difícilmente se puede rehacer el deseo cuando se rompe. Me cuesta aceptar que, transcurrido el tiempo de arrechura (un año quizás), queda el amor, y que el amor es más fuerte. Cuando algunos se acercan a los 40, piensan que el compañerismo, la complicidad y la buena charla pesan más que un buen polvo. Disculpen, colegas, pero la razón no está de su lado. Una mujer a los 40 es más experimentada y menos prejuiciosa. Por lo tanto, más deliciosa en la cama. Y un hombre, también.
Los terapeutas sexuales pasan una buena temporada pues, ahora, la gente va a sus consultas para cuestionarse cosas como las que hemos dicho en las primeras líneas. No hay asistencia masiva, pero sí un sorpresivo interés en vivir al máximo su sexualidad. Hay una preocupación real por el sexo: queremos menos caras largas y más placer. Me lo dice la psicóloga que acompaña a 10 parejas en un hotel de Cancún, México. Ellos y ellas han llegado aquí desde Canadá para reencontrar su cuerpo y sus deseos. Frente al mar y pisando la arena blanca, ellos y ellas enumeran lo que más les duele. Me sumo a la charla, frente a unas olas tímidas. Y agradezco que todos me ayuden a hacer esta columna final. Mediodía. El sol arde. Tequila para todos. Vamos a hablar. Insatisfechos anónimos.
QUEJAS FRECUENTESElla dice NO. Mujeres que le ponen un pero a todo acaban por desbaratar cualquier paciencia. Hay que quererla realmente mucho para seguir siendo fiel.
Él dice… o mejor dicho no dice nada. Solo hace. Y, encima, mal. Penetrar y dormir es aburrido, pero frecuente. Hay que decirles a esos machos soñolientos que el sexo requiere, además de técnica, un poquito de estrategia. Pregunta de rigor: ¿Ya te diste el gusto de encontrar y hacer explotar el clítoris de tu mujer?
Ella y él no se ponen de acuerdo en el tiempo exacto que debe durar el acto sexual. Los expertos dicen que debe durar siete minutos. Dos minutos es una falta de respeto, señores con esposa… y también señoritas, porque esta columna nunca fue estrictamente heterosexual. Dicen que más de 10 es demasiado. Eric Corty y Jenay Guardiani, investigadores de la psicología sexual, confirman que la mayoría de hombres y mujeres creen en la fantasía de tener relaciones toda la noche. Como esto no se cumple, se sienten frustrados. La cultura popular refuerza estereotipos de actores y actrices XXX, de amantes incansables, y no mira nuestra vida común, una vida en la que la perfección de pantalla plana no existe.
Ella tapa sus rollitos y él pone la mano sobre su pequeñez. Hombres y mujeres caen en la trampa de querer ser lo que no son. Ellas quisieran que sus amantes no descubran sus estrías, y ellos pretenden que –allí dentro– no se confirme que sus falos son realmente pequeños… pero cumplidores. La vida tiene tetas menos firmes que en la tele, más estrías de lo que tu piel gemela presume y penes menos duros. Sorry.
Ella y él no hablan de sexo. Corty y Guardiani buscan que las parejas se lleven mejor, que dejen de ponerse números y que acepten sus imperfecciones para ser plenamente felices. El estudio publicado en el Journal of Sexual intentó eliminar fantasías erróneas y alentar a hombres y mujeres con datos reales sobre lo que es un acto sexual aceptable. Ya lo anoté: 7 minutos. Lamentablemente, las parejas no conversan sobre esos estudios que inundan la red y que, a veces, para algo sirven. La perturbadora psicóloga de Canadá que usa hilo dental y luce un bronceado made in Cancún dice a los presentes que se tomen 20 minutos para hablar de su vida sexual. Les invita a ir a la orilla. Los ojos de ellas brillan. Y ellos se incomodan. Para algunos será el final, dice la psicóloga. Ella y yo nos detenemos a mirar a una joven pareja que llega a la Playa Paraíso a casarse (vean mi Facebook si tienen dudas). Los acompaña una ruidosa familia y un grupo de mariachis que canta Si nos dejan. Suspiramos. Los tostados pacientes se sienten estimulados con la escena surrealista. Una clásica imagen de amor en el Caribe. Puede funcionar, insiste ella, reflexiva. Mientras ellos se confiesan (y se abrazan –parece que hay buenos resultados–), yo me despido de esta columna mirando el mar. Perfecto final. Gracias por la terapia. Gracias totales.
DATOS
- Los terapeutas sexuales recomiendan el diálogo, pero romper el hielo en este tema –especialmente duro– es todo un reto.
- Hay que buscar el momento adecuado para conversar de lo que va mal. Recuerda que la pareja suele reaccionar con una negativa.
- Conversar no es culpar. Tampoco es insultar. Es ser tolerante.
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