/getHTML/media/1237526
¿Sacaron del cargo a fiscal Peralta? | La Voz del 21
/getHTML/media/1237508
Hugo de Zela sobre viaje a EE.UU.: "Se intentó explicar al Congreso, pero Dina no quiso"
/getHTML/media/1237506
Abraham Levy: "Hay mucho desinterés sobre los incendios forestales"
/getHTML/media/1237486
Benji Espinoza abogado de Fiscal Elizabeth Peralta: "Nos allanamos a lo que decida la Fiscalía"
/getHTML/media/1237484
Darío Sztajnszrajber, filósofo: "Aprendamos a vivir el amor también con sus sombras"
/getHTML/media/1237374
Abogado de 'Culebra': " Santiváñez quiere pasar al retiro al capitán Izquierdo"
/getHTML/media/1237194
Congreso niega viaje a Dina por incendios | La Voz del 21
/getHTML/media/1237192
Luis Vargas Valdivia sobre 'Chibolín': "Fiscalía podría evaluar organización criminal"
/getHTML/media/1237191
Marco Antonio La Rosa: "Necesitamos una declaratoria de emergencia por incendios"
/getHTML/media/1237190
Igor Mostovenko, modelo: "No le diría nada a Putin porque está enfermo" en La del Estribo
/getHTML/media/1237030
Diego Barragán y el éxito de la estrategia de Qroma en Marcas y Mercados
/getHTML/media/1237029
Cecilia Valenzuela sobre Summum: "La gastronomía peruana es la mejor expresión de nuestro mestizaje"
/getHTML/media/1237023
Fiscalía levantará las comunicaciones de 'Chibolín'
/getHTML/media/1237021
Carlos Basombrío: "No hay liderazgo en el Ministerio del Interior"
/getHTML/media/1237011
José Carlos Nieto de Sernanp sobre incendios forestales: "El oso de anteojos es una de las especies en peligro"
/getHTML/media/1236987
Carlos Neuhaus, presidente del PPC: "Hay que fomentar que los partidos se junten"
/getHTML/media/1236984
Tefi Valenzuela: ‘’Debes saber satisfacerte sin necesidad de un hombre’’
/getHTML/media/1236566
¿Le anularán el caso Rolex a Dina Boluarte?
/getHTML/media/1236567
Yván Montoya analiza el hábeas corpus de Dina Boluarte
/getHTML/media/1236524
¿Qué opinan los peruanos de Alberto Fujimori? en Ciudadanos y Consumidores
/getHTML/media/1236426
César Campos: ¿Fuerza Popular será lo mismo sin Alberto Fujimori?
/getHTML/media/1235910
Andy Carrión sobre 'Chibolín': ¿De dónde viene la fortuna de Andrés Hurtado?
/getHTML/media/1235889
Jeremías Gamboa y la conquista de Lima en Ciudad de Cuentos
PUBLICIDAD

Skyfall

El asunto es una “cuestión de principios” ante la cual el Presidente no puede ceder, así le caiga el cielo en la cabeza. O sea, él sí ordenó, a través de su ministro, que se detuviera el avión.

Imagen
Fecha Actualización
Ricardo Vásquez Kunze,Desayuno con diamantesrvasquez@peru21.com

Contra todo pronóstico del sentido común y el tino político, al momento de escribir estas líneas, el ministro de Trabajo, José Villena, sigue en su despacho. El último jueves por la noche, cuando todos creíamos que, luego de una defensa de lo indefendible, finalmente, el gobierno de la "inclusión social" había entendido que sostenerlo en el cargo era ridículo, el ministro apareció. Solo y con el telón de fondo de Palacio de Gobierno, José Villena ofreció disculpas al país una semana después de que, en Arequipa, agrediera físicamente en el aeropuerto a una trabajadora de una línea aérea por cumplir con su trabajo y hacer respetar las reglas laborales y las normas que él debió ser el primero en promover. Por supuesto que de la renuncia, nada. Su cargo, faltaba más, está a disposición del Presidente de la República quien, es un hecho ya, le ha brindado todo su respaldo.

Y la pregunta es ¿por qué? Pues, la respuesta la dio el propio ministro cuando, en su frenesí porque su autoridad política era contradicha por el Estado de derecho en boca de una discreta trabajadora y ciudadana común, alegó una orden expresa del poder supremo. "Tengo la orden del Presidente para que detengan el avión", dijo, mientras empujaba a todo el mundo y se lanzaba a la pista de aterrizaje con la aeronave a punto de partir. El ministro creía que se encontraba en Arabia Saudita, donde los jeques hacen lo que les da la gana y, claro, él era un ministro del rey. Y el "rey" era, por supuesto, Ollanta Humala.

Algunas almas bellas han creído ver que el ministro tomó el nombre del Presidente en su bellaquería de usar su poder para un uso privado: el de encaramarse a un avión que lo había dejado por impuntual. Si así fuera, el primer indignado debiera ser el Presidente, ¿no creen? Es decir, tomar su nombre para abusar del poder es algo que rebelaría a cualquiera que se viera involucrado en una canallada por el estilo. Pero no, el Presidente respalda a su ministro hasta las últimas consecuencias, que son crearle una crisis política y malograrle la taquilla de La Haya que le viene dando buenos dividendos.

Así las cosas, sólo cabe una explicación posible. El asunto es una "cuestión de principios" ante la cual el Presidente no puede ceder, así le caiga el cielo en la cabeza. O sea, él sí ordenó, a través de su ministro, que se detuviera el avión porque, como en el Ejército de donde salió, es una orden que todos debemos cumplir sin dudas ni murmuraciones. Y a él, pues, le ha tocado ser el "mandamás", nunca mejor puestas las comillas. El ministro no es entonces más que el ventrílocuo de un Presidente frustrado que se ha sentido desobedecido en lo más profundo de su ser. Por eso es que lo respalda a capa y espada.

Debe de ser terrible, si alguna disculpa cabe, comprobar que tu poder no era el que tú creías. Que no pudiste hacer lo que pregonaste toda tu vida. Que tu mujer es la que manda porque te ha usurpado las insignias. Que no puedes controlar a tu familia. Y que, para remate, una humilde ciudadana le dice al ministro que toma tu nombre: no, aquí, en el counter, mando yo. Tú no viajas.

Sí, debe de ser terrible. Por caridad, dejémosle a su ministro.