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Dani Rodrik: "El problema es la informalidad"
Uno de los economistas más influyentes del mundo conversó con Perú21 sobre los retos regionales.
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Juan José Garrido (director@peru21.pe)El autor de La Paradoja de la globalización elogió la fuerte reducción de la desigualdad lograda en América Latina.
¿Cuáles son sus impresiones del 2013 en términos de crecimiento mundial y desarrollo?El 2013 fue el año cuando la burbuja de mercados emergentes se reventó para siempre, hubo un genuino entendimiento de que el crecimiento de los países en desarrollo o emergentes no se podía sostener a los niveles que habíamos visto en la última década, que habían razones coyunturales relacionadas a mucha liquidez, bajas tasas de interés, precios altos de commodities, que habían alimentado el crecimiento, pero en 2013 finalmente se entendió que las expectativas de base para el crecimiento de mercados emergentes tienen que bajar un poco.
¿Los precios de commodities que estamos viendo es el nuevo "normal" o esperamos que bajen más?Eso dependerá de muchas cosas, especialmente de China el crecimiento de este país está bajando y la pregunta es si su caída será suave o fuerte.
Se espera que crezca 7.7 este año, estamos dentro de las expectativas chinas…Sí, pero es una tasa de crecimiento que es significativamente más baja que otros años y, aunque es más baja, se mantiene gracias a las grandes inversiones internas, cerca del 40% del PBI; eso bajará. Cómo manejarán la reducción de crecimiento como consecuencia de eso es una pregunta muy grande para China y eso impactará en commodities.
Hablemos sobre América Latina. Hay economías que quieren crecer con políticas orientadas por el mercado, otras por el Estado. ¿Qué piensa sobre esta mezcla?Venezuela y posiblemente Argentina están en un lado, donde el duro régimen ha alcanzado niveles que dañan de manera significativa el crecimiento económico; los otros países, en mayoría, tienen buenas bases con estabilidad macroeconómica, inversiones constantes, capital humano, estabilidad política, y democracia continua; esto podría asegurar una tasa de crecimiento económico de 3% por año per cápita, que quizás no es lo que quisieran tener o han tenido, pero en la perspectiva de largo plazo es una muy buena. Cuando los precios de commodities suben, crecerán un poquito más; o cuando las condiciones de demanda a nivel mundial sean menores, bajará un poco. Pero la línea de base es que con estos cimientos, podríamos esperar un crecimiento de 3% per cápita.
Los últimos seis años fueron de expectativas para esos precios, ¿esos eran los años para reformas?No está claro cuáles son las reformas; muchos tienen unas preconcebidas, pero pienso que los países latinoamericanos han hecho muy bien en muchas áreas; con la excepción de Colombia y otros, no muchos hubieran pensado que la desigualdad bajaría tanto en casi toda América Latina; es un logro muy grande. No necesariamente satisface las expectativas levantadas o detiene las protestas sociales; pero la inversión en educación, en protección social, en buenas políticas sociales, en estabilidad macroeconómica, ha funcionado. Las preguntas más difíciles de cómo logramos el cambio estructural, a través de reformas más profundas, es algo muy difícil, y para lo que no tenemos un libro de recetas. No sería el primero en criticar a los gobiernos por no haber sido ambiciosos en políticas sobre las que no estamos seguros de que funcionen de verdad.
Perú es uno de los países que cumplió con la mayoría de los puntos del Consenso de Washington. Pero este no previó cambios institucionales, y allí hay un camino de reforma del mercado sin cambio institucional. ¿Cuál sería la agenda para esto?Está el factor tiempo; mucho de lo que está en la agenda del Consenso de Washington se puede hacer de un día a otro, se puede liberalizar el comercio de un día para otro, se puede acabar con la sobrevaluación de la moneda inmediatamente; pero mejorar gobernanza, instituciones regulatorias, ambiente para inversiones con mejor protección a derechos de propiedad involucra cambios muy difíciles y largos en instituciones. No tenemos muchas ideas sobre cómo lo podemos hacer. Sabemos para qué queremos que sirvan, pero no tenemos un diseño porque varía de un contexto a otro. Se necesita reformas pero no muy radicales que podrían generar efectos adversos. Los mejores cambios han sido por experimentación, algunos particularmente en políticas sociales, con transferencias de dinero condicionadas. No hay que criticar a los gobiernos que no han hecho grandes cambios porque las consecuencias son difíciles de prever.
¿Qué opina de las reformas de trabajo e impuestos? Se ha querido adoptar políticas de primer mundo y terminamos con mucha fuerza laboral en mercados informales.La informalidad es un problema prioritario en América Latina. Hay que hacer el diagnóstico sobre si la informalidad es por altos niveles de regulación que inducen a las empresas, que serían productivas, a entrar en producción informal, o simplemente si es porque no hay muchas firmas o trabajos de alta productividad y se mantienen pequeñas y fuera de la red de regulación formal. La respuesta depende de si el problema es la regulación en sí, o si el asunto de fondo es el potencial de productividad. En algunos casos serán los impuestos; en otros, será la transformación estructural y crear nuevas industrias, empresas.
Dependería de la frontera tecnológica de cada sector…Eso dependerá de las capacidades no solo tecnológicas, sino de todas. La restricción podría ser la inexistencia de esas capacidades antes que tributos o regulación laboral.
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