Dos agentes de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) se acercaron a la fiscal adjunta suprema Alejandra Cárdenas días antes de lograr la captura de Andrés Hurtado, que se concretó el último 20 de septiembre. Se trató de un primer contacto. En esa cita, ambos efectivos expresaron que estaban a su disposición para intercambiar cualquier información que ayude a la investigación, de acuerdo con fuentes consultadas por Perú21. Pero, en realidad, su atención estaba en dos objetivos: Josetty y Génnesis Hurtado, las hijas del popular ‘Chibolín’, quienes viven en territorio norteamericano.
MIRA: Presidenta de Corte de Justicia de Lima es suspendida por caso 'Chibolín'
La DEA es una entidad especializada en combatir el tráfico ilícito de drogas en EE.UU. y tiene alcance internacional cuando las ramificaciones de esa actividad ilegal se originan en otro país. Y, bajo el mismo criterio, también persigue el lavado de activos.
La fastuosa vida de lujos que Josetty y Génnesis —de 36 y 24 años de edad, respectivamente— se han esmerado en exhibir en sus redes sociales ha despertado las sospechas de un irregular manejo de recursos.
En distintos comunicados, ellas han intentado establecer que sus ingresos provienen de su trabajo como influencers. Es decir, de contratar con marcas caras, la mayoría con tendencia a la moda, a cambio de exponer sus productos. Sin embargo, esa justificación es poco convincente.
Josetty maneja una camioneta Rolls Royce blanca, cuyo precio supera los US$300,000. Tiene 978,000 seguidores en Instagram, 653,400 en TikTok y tan solo 1,030 suscriptores en YouTube. Génnesis, en tanto, tiene 300,000 seguidores en Instagram, 163,000 en TikTok y 3,350 suscriptores en YouTube.
Por más que su padre, a través de su programa Sábado con Andrés, las haya promocionado como “influencers mundiales” e integrantes de la “élite del universo digital”, no figuran ni de cerca entre las personas con más influencia en redes sociales en EE.UU.
Un exasistente de Andrés Hurtado contó al programa Beto a saber que su exjefe enviaba dinero a sus hijas desde Perú en distintas armadas.
Y, para no levantar sospechas, el conductor de televisión no hacía las transacciones bancarias a su nombre, sino que se las encargaba a sus trabajadores. Precisamente, uno de ellos, apodado ‘Chamo’, detalló cómo eran estas operaciones encubiertas.
“Sus hijas no tienen ni un dólar, todo es pantalla. Se compraron un (auto) Rolls-Royce, por carro dieron 150,000 dólares en on paid me (parte de pago), pero la mensualidad de su casa donde viven acá en Los Ángeles, su carro, sus gastos de la mamá de sus hijas en Miami, todo corre a cuenta del señor Andrés. A través de sus trabajadores, él manda el dinero”, relató.
En esa línea, el testigo sostuvo que, debido a que el banco no permite enviar más de US$7,000 al extranjero, se pitufeaban las transferencias en montos de US$6,000, US$6,500 y US$7,000.
La DEA se aproximó inicialmente a la fiscal Alejandra Cárdenas, que trabaja para el fiscal supremo Alcides Chinchay, al detectar que tenía las pesquisas más avanzadas. No obstante, las diligencias de Cárdenas se enfocan en delitos de corrupción de funcionarios públicos, no de lavado de activos.
Su principal función es esclarecer si existió tráfico de influencias entre Hurtado y, por ejemplo, la fiscal superior Elizabeth Peralta, quien habría requerido hasta US$1 millón para conseguir la devolución de cinco barras de oro incautadas al empresario Javier Miu Lei en 2020.
La Agencia Antinarcóticos, de acuerdo con las fuentes, no ha dejado su interés de colaborar con el despacho que dirige Chinchay. De hecho, la hipótesis que maneja ahora la Fiscalía Suprema es que Hurtado pudo pagar coimas a jueces y fiscales con dinero que provino del sistema estadounidense.
Pero ahora Estados Unidos ha orientado sus esfuerzos hacia el fiscal de Lavado de Activos, José Manuel Espinoza Vin, que hace una semana incorporó a más investigados en el caso Chibolín.
Un sistema de lavado
Este diario conoció que el fiscal Espinoza ha recibido reportes de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) que alertan irregulares movimientos de compañías vinculadas a Hurtado Grados.
Entre ellas figuran AH Gold Entertainment SAC, AH Entertainment Company SAC, AH Company Entertainment SAC y Frutera Perú SAC, que eran administradas por Kelly Medina Meza.
Medina, como se sabe, es mujer de confianza del presentador y por esa razón ha sido apoderada de hasta 15 compañías relacionadas con este.
Otra empresa que dirigió fue Inversiones Los Ceivos SAC, dedicada a la extracción y exportación de minerales. Esta firma fue fundada por Ana María Lei Siucho, madre de Javier Miu Lei a quien Hurtado habría apoyado para que recupere la carga de oro.
El irregular manejo de dinero y la informal manera de funcionar del entorno de Andrés Hurtado fue confirmada por su extesorero Abraham Mina.
Mina admitió en el dominical Cuarto poder que se encargó de administrar los ingresos generados por publicidad en Sábado con Andrés, a través de su empresa Mina Consultores. Entre 2018 y 2020, sostuvo, llegó a amasar hasta S/3 millones.
Parte de ese dinero, aseguró, también era enviado a Josetty y Génnesis, las exigentes hijas de su entonces patrón, para cubrir sus ostentosos gastos.
Además, el exsocio de Hurtado reconoció que enviaba dinero en efectivo, alrededor de US$6,000, a través de motos bajo la modalidad de delivery. No quiso decir quiénes eran los destinatarios ni cuál era el propósito de esos fondos.
Lo que queda claro es que Andrés Hurtado tejió una red ilícita de intercambio de favores, entre los que aparecieron funcionarios públicos y privados.
Las juezas Sara Vidal y Paola Valdivia fueron separadas de sus cargos por los tratos que mantuvieron con el excómico. Entre los políticos figuran el exalcalde de de Surco, Jean Pierre Combe; y del Callao; Juan Sotomayor; quienes fueron clientes de agencias de viajes asociadas a ‘Chibolín’, según Cuarto poder.
La lista, sin duda, seguirá creciendo. El dinero deja rastros que son difíciles de borrar.