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Henry Shimabukuro participó en operación militar reservada en Piura
Negado asesor de la DINI acompañó al presidente Pedro Castillo en supervisión de las maniobras de las FF.AA. en el norte del país. Su nombre aparece en más de 20 vuelos de la FAP acompañando al jefe del Estado. Todo sin tener un cargo formal en el gobierno.
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Un entrenamiento militar reunió hace unos días al presidente Pedro Castillo, al ministro de Defensa, a los comandantes generales de los institutos armados y al jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas en Sullana, Piura. Fueron a supervisar maniobras militares reservadas de respuesta ante amenazas a la soberanía y seguridad nacional.
La operación conjunta se denominó ‘Fortaleza 2022', y se desarrolló el pasado 27 de setiembre en las Pampas de Cóngora. Estuvo a cargo del Comando Operacional del Norte, uno de los 11 comandos de este tipo que tiene el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. A la zona se desplazaron más de 1,500 efectivos militares. Salvo el canal del Estado, no se incluyó a otros medios de comunicación por la naturaleza del cónclave.
Allí, en medio de personal casi en su totalidad de las FF.AA., un civil no dejó de llamar la atención por su cercanía con el presidente Pedro Castillo y, además, por sus ínfulas de poder. Se trata de Henry Shimabukuro, un “asesor en temas de inteligencia” del jefe del Estado que, a pesar de sus intenciones de permanecer en la sombra, fue captado participando de la supervisión de las maniobras militares, imágenes a las que accedió Perú21.
“Estuvo buscando mandonear, maltratando a generales y coroneles con años de servicio, decidiendo quién sube y quién baja de las aeronaves de traslado”, explicó una de las fuentes consultadas para este informe. Otra de ellas detalló que, incluso, Shimabukuro estuvo en la tribuna que se levantó para el presidente y las autoridades. “A donde va el primero (Castillo), va él”, refirió.
Este diario alertó de la presencia de este misterioso personaje en marzo pasado, pero hasta ahora nadie responde quién lo financia y ni qué actividades cumple, al menos oficialmente. La Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) niega que sea de sus filas, pero al interior del Despacho Presidencial refieren lo contrario. Ambas entidades se pelotean el asunto.
ASESOR DE ALTO VUELO
Pero sin figurar en ninguna planilla del Estado, ni tener cargo público conocido, Shimabukuro sigue de cerca los movimientos del jefe del Estado. De hecho, ahora se confirma que el viaje a Piura del 27 de setiembre no es el primero que realiza acompañando al mandatario.
En los registros obtenidos por Centro Líber –y revisados por este diario–, su nombre aparece en 25 manifiestos de pasajeros de vuelos realizados por la Fuerza Aérea del Perú (FAP). Ello tan solo entre fines de marzo y agosto de este año.
A excepción de uno, en el resto de ellos su nombre figura en la misma relación que encabeza Pedro Castillo, y es tan evidente que no se quiere trasparentar su función que en su cargo solo figura “comitiva”, “despacho presidencial”, “secretaría general” y hasta “protocolo”.
Trujillo, Chiclayo, Tarapoto, Arequipa y Cajamarca son algunos de los destinos a los que llegó Shimabukuro con el jefe del Estado, además de ministros y otras autoridades.
Y todo ello ocurre frente a los ojos del Congreso. Este diario consultó a parlamentarios miembros de la Comisión de Inteligencia sobre el caso de Shimabukuro, pero prefirieron no brindar declaraciones para este informe. Salvo un par de oficios cursados, hay ninguna indagación sobre el asunto en esta sede.
La situación de este personaje, que no siendo un funcionario asesora al presidente en temas de ‘inteligencia’ y participa en actividades reservadas de Estado, hace recordar el caso de Vladimiro Montesinos. Y ya sabemos cómo terminó aquel gobierno que lo cobijó.
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PUNTOS DE VISTA
Consultado por Perú21, el exjefe del Servicio de Inteligencia del Ejército, Juan Carlos Liendo, explicó que hay protocolos de seguridad “muy estrictos”, sobre todo en este tipo de maniobras militares (Operación ‘Fortaleza 2022'). Y que la única forma que ingrese algún civil es siendo avalado previamente por alguna organización.
Agregó que, incluso siendo parte de la comitiva presidencial, vale decir, ya sea como trabajador o invitado, esta relación tendría que haber estado avalada previamente por la Casa Militar. Así las cosas, no es tan sencillo que un tercero siquiera se asome a este evento.
“Todos los ejercicios y actividades militares, en general, constituyen una actividad reservada en su naturaleza porque se muestran capacidades, fortalezas, debilidades, cosas que, de ser de libre conocimiento, alteran el normal funcionamiento de las actividades militares”, agregó Liendo.
En tanto, Christian Schambaher Céspedes, exdirector de Contrainteligencia de la DINI, comentó a este diario que “este tipo de operaciones tienen por lo general un carácter de secreto, porque se comprueba el nivel de entrenamiento de las tropas para ejecutar los planes de guerra planificados para la campaña militar en un teatro de operaciones”. Y, por ese mismo motivo, mencionó que se debe mantener estricto cuidado de quiénes acuden a este tipo de ejercicios, incluso aquellos que llegan en compañía de las autoridades.
“La presencia de personal que no tendría nada que ver en el tema sí representa una condición de riesgo para la seguridad nacional “, apuntó.
Tenga en cuenta
Perú21 buscó la versión del Despacho Presidencial para este informe; sin embargo, tras mencionar el tema, no respondieron. Shimabukuro tampoco aceptó responder.La Contraloría indaga desde abril la situación de Shimabukuro. Tras más de 6 meses, aún no emite un informe.
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