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Cambiemos esta historia
“Rompamos con la inercia. La historia puede acostumbrarnos, pero no condenarnos”.
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Por Salvador del Solar
Tengámoslo presente: fue tras la pista de sicarios y narcos que la Policía terminó dando con el Consejo Nacional de la Magistratura. Y fue oyendo sus conversaciones que descubrió toda una red de turbias conexiones entre jueces, fiscales, empresarios y políticos. El hilo que conecta todo dice una sola cosa: esta historia es muy grave. Pero no es nueva. Es la historia de siempre.
¿Nada que hacer, entonces? ¿Seguimos nomás como hasta ahora, cada uno en lo suyo, resignados a esta hediondez? Nada convendría más a quienes se aprovechan de nuestra indiferencia. Porque la corrupción podrá ser la causa de nuestros peores problemas, pero es ante todo la consecuencia de nuestro desprecio por lo público.
Rompamos con la inercia. La historia puede acostumbrarnos, pero no condenarnos. La de millones de peruanos cambió en las últimas décadas con políticas económicas que generaron inversión, empleo y redujeron la pobreza.
Es claro, sin embargo, que el solo crecimiento de la economía no nos transformará en una nación desarrollada. Crece el consenso alrededor de la urgencia por enfocarnos en el fortalecimiento de las instituciones. Y la coyuntura nos ofrece hoy una gran oportunidad.
Pero es evidente que la clandestina circulación de dinero, influencias e impunidad traspasan las fronteras del Poder Judicial. No es posible reformar la justicia sin reformar también la política. Esta es la inapelable lección que nos dejan los audios. La reforma debe ser integral y, junto con mejores mecanismos para garantizar la designación y el ascenso de jueces idóneos, proponer medidas que blinden de dinero sucio a las campañas, fomenten el fortalecimiento institucional de los partidos y permitan que los ciudadanos contemos con mejores opciones.
Es hora de ir más allá de la protesta. Un Congreso cuya mayoría fue veloz para investigar a los periodistas que revelaron los audios, pero arrastró los pies para ocuparse de los verdaderos responsables no debe estar a cargo de esta reforma. Que la comisión designada por el presidente Vizcarra presente sus propuestas a debate y que la decisión final recaiga sobre los ciudadanos por la vía de un referéndum.
Solo transformaremos nuestro país si la economía crece dentro de un marco institucional que inspire confianza y respeto. Ya avanzamos con lo privado. Prioricemos ahora también lo público. Unámonos detrás de ese objetivo. Construyamos, a puertas del bicentenario, una verdadera república. Cambiemos esta historia.
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