El déficit fiscal aparece cuando los gastos del Gobierno se encuentran por encima de sus ingresos. En el Perú existe una meta para este 2024 que asciende a 2.8% del PBI como máximo y se espera que cierre por encima de la misma. La cifra esperada por los analistas fluctúa entre 3.5% y 4% del PBI. ¿Cómo hará el MEF para bajar el déficit fiscal de 4% a julio a 2.8% en diciembre? ¿Es un problema si no lo logra?
Además, existen metas para los años siguientes. Dos son importantes. Primera y con respecto a la deuda pública, no puede superar el 38% del PBI en 2024 y debe llegar a 30% del PBI o menos para el 2035. Segunda, el déficit fiscal no puede superar el 2.8% del PBI en este 2024, para luego bajar a 2.2%, 1.8%, 1.4% y 1.0% en 2025, 2026, 2027 y 2028, respectivamente.
Las dificultades comienzan en 2023. Como consecuencia del fenómeno de El Niño y otros factores, la economía atravesó una crisis que se reflejó en una recesión de -0.55%. Cualquier estudiante de Economía sabe que, a menor crecimiento (recesión en este caso), caen los ingresos tributarios; las cifras muestran una caída de 10.5% en los ingresos del Gobierno. Además, los números muestran que el gasto, hasta mediados de año, creció en 9.6%, mientras que los ingresos lo hicieron en -0.3%. Para llegar a 2.8% del PBI a fin de año, el Gobierno debe esperar que suban los ingresos y/o que bajen los gastos.
Que no logre su meta en un año no debería preocuparnos tanto; sin embargo, sí sería un problema en caso de que se mantenga la tendencia. ¿Por qué? Primero, si existe un compromiso de una meta fiscal, pues hay que cumplirla; de lo contrario, ¿para qué existe la meta? Segundo, el incumplimiento genera que la tasa de interés a la que se podría endeudar en el exterior, tanto el Gobierno peruano como las empresas privadas, será mayor. Y esa sí es una mala noticia.
Tercero, el Consejo Fiscal señala que “persisten elevadas posibilidades de incumplir la meta fiscal”. Igualmente, señala que, de no cumplirse la regla, se “incrementa el riesgo de nuevas rebajas en las calificaciones del riesgo soberano”. Ello impacta sobre tasas de interés.
Entonces, ¿cuál es la clave? En términos lógicos es aumentar los ingresos y bajar los gastos. Por el lado de los ingresos, la llave es aumentar el crecimiento económico, pues a mayor crecimiento, mayor recaudación. Si vemos la evolución del precio de los metales, se espera niveles más altos en 2025, lo que podría ayudar a cumplir la meta el año que viene. En paralelo y de una vez por todas, es imprescindible, viendo hacia el futuro, una expansión de la base tributaria. Con los niveles de informalidad que tiene el Perú, es complicado cumplir metas fiscales. Esto no significa culpar a los informales de no ser formales, sino al Estado de encarecer la contratación de un trabajador formal. Y aquí el Congreso tiene mucho que decir.
Como el déficit fiscal se mide como porcentaje del PBI, un mayor crecimiento combinado con uno menor del exceso de gastos sobre ingresos haría que el déficit se reduzca, pues aumentaría el denominador de la fracción déficit entre PBI. Por ahí podríamos ver el tema. Como siempre, la salida es a través del crecimiento.
Por el lado de los gastos, el tema es complicado al menos por dos razones: primera, la mayoría del gasto público es corriente (planillas y jubilaciones), que es casi imposible de reducir; y segunda, la mayoría del gasto se encuentra en Gobiernos regionales y municipales, que veo difícil que tomen decisiones de ajustarlos.