El miedo y el estrés en dosis bajas son parte de la vida. La misma definición de salud mental de la OMS dice: “Es un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede trabajar de forma productiva y fructífera, pudiendo aportar algo a su comunidad, y puede tolerar las tensiones normales de la vida”. ¿Pero qué pasa cuando el pan de cada día son los robos, las extorsiones, los asaltos y la incertidumbre? Pues empezamos a vivir en un estado de temor permanente.
La señora que trabaja en mi casa, a quien, dicho sea de paso, consideramos parte de la familia, no pudo llegar hace unos días porque unos infrahumanos decidieron tirar una granada a un colectivo lleno de pasajeros. Esto sucedió porque los colectiveros de dicha empresa decidieron, valientemente, no ceder ante la extorsión de pago de cupos.
Hoy por hoy, la inseguridad ciudadana no depende del distrito donde uno viva ni tampoco del nivel socioeconómico: está en todos lados y en todo el paí. Cuando estamos en un estado constante de inseguridad, segregamos cortisol en exceso. Esta hormona tiene un efecto en, prácticamente, todos los órganos y tejidos del cuerpo; es decir, el miedo y la ansiedad permanente son causas de múltiples enfermedades tanto a nivel mental como físico.
Tengo entendido que el Gobierno quiere gastar 3,500 millones de dólares en comprar aviones de guerra. ¿Se imaginan, además, lo que cuestan estas naves en su mantenimiento, consumo de combustible, entre otros? Los vehículos y las máquinas se destrozan en este país lleno de humedad y de polvo. Pero, además de eso, ¿no sería más urgente y sensato destinar esa billonada de plata para combatir la inseguridad ciudadana?
Recordemos, asimismo, que el miedo y la delincuencia no se van a solucionar solo con mano dura. Subrayo el “solo con mano dura”, porque definitivamente necesitamos reaccionar de manera más firme contra los delincuentes, pero también debemos recordar que lo que necesita la gente es trabajo, salud, y educación. Por favor, señores del Gobierno, pero también de la empresa privada, sigamos invirtiendo en salud, trabajo y educación.
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