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El favorcito
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¿Cuántas veces ha hecho un trámite en el cual solo debió presentar documentos y esperar el plazo determinado en la ley? ¿O casi siempre le hacen observaciones, piden documentos adicionales y aclaraciones que amplían los plazos? Si es así, en su desesperación, acude a alguien con “vara” que agilice lo que debió honesta, genuina y legalmente haber obtenido. Pide el favorcito.
¡Si hasta César San Martín pidió favores en el Poder Judicial (PJ)! Lo irónico es que, a pesar de haberlo presidido, no pudo o no quiso ir contra “la tradición”. El sistema es tan fuerte y resistente, que más vale rendirse y acomodarse, jugando con sus reglas antes que tratar de cambiarlas.
Quisiéramos, pero no podemos, responsabilizar a Hinostroza por la creación del sistema de intercambio de favores; a lo más, lo que hizo fue preservarlo, fortalecerlo y aprovecharse de él, junto con sus socios Camayo o con tantas contrapartes como abogados haya.
Si hoy se pueden usar sistemas de información para las cosas más sofisticadas, ¿por qué no se utilizan para informar sobre cada proceso en el PJ? ¿Quién tiene un expediente y hace cuánto? ¿Cómo han fallado los jueces en casos similares? ¿Por qué (si lo fuera) ha sido distinto su fallo en este caso idéntico?
La detención arbitraria de personas “bien relacionadas” sin sustento o los pedidos de prisión preventiva sin justificación deben alertarnos sobre nuestra propia vulnerabilidad y comprometernos a exigir un cambio en la administración de justicia. Debe obligarnos a pensar en aquellos inocentes, detenidos por años, que nunca fueron juzgados ni salieron en los medios, ni tuvieron oportunidad de defenderse. ¿Seguiremos sin verlos? ¿O de todo este desastre saldrá, al menos, una lección?
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