PUBLICIDAD
Fue un mensaje sin autocrítica ni sorpresas y muy alejado de la realidad
Imagen
Fecha Actualización
El mensaje a la Nación del presidente de la República, Pedro Castillo, con ocasión del aniversario patrio, fue anodino, sin perspectivas, lleno de generalidades, cero autocrítica y cifras macroeconómicas que evidenciaron, una vez más, su desconexión de la realidad. Las “sorpresas” que anticipó, días atrás, no se concretaron.
Pero, además, fue un discurso con el que el mandatario –que exhibe como vergonzoso “pergamino” ser el primer presidente de nuestra historia investigado en el ejercicio de su mandato– pretendió lavarse la cara con sus reiteradas críticas a los medios de comunicación, a los que responsabilizó de su descrédito y les reprochó por no difundir sus supuestos logros.
Si algo resaltó en este balance de su primer año de gobierno, sin embargo, fue precisamente lo que, en el último minuto, decidió omitir del discurso oficial aprobado en la víspera por el Consejo de Ministros: su llamado público –conminación, le pusieron– a su sobrino Fray Vásquez y a su paisano, amigo y exministro de Transportes y Comunicaciones Juan Silva, ambos prófugos, para que se entreguen a la justicia. La referencia –incluida en el colofón del mensaje– no fue leída por Castillo, quien reculó ante una oposición parlamentaria que a gritos y carpetazos lo tildó sin ambages de corrupto.
MÁS DE LO MISMO
Fueron 111 minutos con más de lo mismo que se ha escuchado en los últimos doce meses. El presidente no hizo mea culpa, no dio explicaciones sobre los graves cargos que se le imputan –entre ellos el ser cabecilla de una organización criminal–, menos mostró propósito de enmienda. Muy por el contrario, arrancó con un discurso confrontacional y retador a sus detractores, pero principalmente a los medios de comunicación que han destapado numerosos casos de corrupción que lo involucran a él, a sus familiares y a sus colaboradores más estrechos.
Imagen
“No hemos tenido un solo minuto de tregua. Este primer año he recibido una bofetada en una mejilla de aquellos que no aceptaron perder legítimamente en las elecciones presidenciales con el voto consciente del pueblo. Pero, en este segundo año no voy a poner la otra mejilla. (...) Se van a cansar de buscar pruebas porque no las van a encontrar. (...) A los medios, empeñados en desestabilizar al Gobierno, no les interesa difundir los logros, solo se emiten mentiras y noticias falsas de Pedro Castillo, acusado de corrupción sin ninguna prueba”, manifestó quejumbroso.
Ante un auditorio mayoritariamente adverso –algunos congresistas como Carlos Anderson abandonaron la sala y otros le dieron la espalda mientras hablaba– y bajo la mirada desde las galerías de su esposa y su hijo mayor –esta vez no acudió su cuñada Yenifer Paredes, investigada por presunto tráfico de influencias y lavado de activos–, el presidente volvió a victimizarse.
Denunció injurias contra su familia, ofensas a la majestad presidencial que él mismo ha mellado con su conducta y remató diciendo que se somete a la justicia “para aclarar los delitos que se me pretende imputar, con respeto al debido proceso y no a la justicia mediática”, omitiendo deliberadamente que desde que se iniciaron las investigaciones en su contra, su defensa legal ha presentado cuanto recurso legal ha podido para frustrar el proceso e impedir que las autoridades lleguen a la verdad.
SOLO RECUENTO
En las 86 páginas de su mensaje, además, el presidente formuló una serie de enunciados que no se condicen con la realidad. Sobre minería señaló que su Gobierno respeta los contratos vigentes; no obstante, desde que inició su mandato, ha sido reiterada la amenaza gubernamental al sector; anunció el reingreso de Petroperú a las actividades de explotación petrolera en la selva, pese a la incapacidad de la empresa para financiar grandes operaciones, y no hizo mención alguna a la conflictividad minera que ha paralizado proyectos como Cuajone y Las Bambas.
En cuanto a la cartera del Interior, Castillo fue pródigo en cifras sobre armas incautadas, decomiso de drogas y desarticulación de bandas, y señaló que “fortalecerá las especialidades funcionales de orden, seguridad e investigación criminal para enfrentar a la delincuencia y a las organizaciones criminales”. ¿Cómo? ¿Cuándo? No lo precisó.
En medio de una cuarta ola del COVID-19 en el país, en tanto, anunció que se iniciará el proceso de nombramiento de 54,188 trabajadores de Salud contratados en el régimen 276 y CAS regular.
Como en su primer discurso del 28 de julio de 2021, no abordó temas como la lucha antidrogas, el enfoque de género ni hizo referencias a las minorías, pero sí ofreció un “incremento sustantivo de remuneraciones para docentes nombrados y contratados, y auxiliares de educación” para el 2023 en un intento de congraciarse con un sector que lo apoyó en su camino al sillón presidencial y al que hoy, como a tantos otros, su Gobierno le ha dado la espalda.
“¿No es urgente un gesto de desprendimiento?”
Arzobispo invitó a ‘renunciar’ al presidente tras referirse a la crisis por actos de corrupción
El arzobispo de Lima, Carlos Castillo, invocó al Poder Ejecutivo a tener “gestos de desprendimiento”, que claramente se interpretó como una invitación a renunciar para el presidente Pedro Castillo, quien está envuelto junto a su entorno más cercano en cinco investigaciones fiscales por presuntos actos de corrupción.
En su homilía durante la misa y Te Deum por Fiestas Patrias, monseñor Castillo habló frente al presidente y demás autoridades del Ejecutivo y Congreso acerca de la “enorme crisis política con fondo viral de corrupción y encubrimiento al servicio de intereses particulares” que vive hoy el país, “una situación con características heredadas desde la fundación de la República”.
En ese sentido, hizo referencia a la carta que escribió José de San Martín a Simón Bolívar en 1822, en la que, en un gesto abnegado, dio un paso al costado en la gesta libertadora a fin de asegurar la independencia del Perú a manos de Bolívar.
“Apreciando este gesto y actitud desprendida de San Martín, consideremos pues: ¿acaso no es también urgente hoy? ¿Acaso no extrañamos la presencia de esa generosidad y desprendimiento en toda la dirección nacional, en cualquiera de sus niveles, y especialmente en la esfera política y pública?”, manifestó.
Imagen
A lo largo de su discurso –con una duración de 20 minutos–, el arzobispo de Lima enfatizó que debe pensarse en el bien común y dejar de lado la “ambición egoísta personal”. “La corrupción puede ser vencida no nos resignemos. Participemos en este proceso que lleva a la anchura de la democracia”, aseveró.
En otro momento, monseñor Castillo destacó el positivo legado que Ricardo Gareca y la atleta Kimberly García dejan al país, “desbordantes de generosidad, alentadores de nuestra esperanza, pero maltratados por el egoísmo estrecho de intereses equivocados”.
Incómodos
Desde su ingreso a la Basílica Catedral de Lima, Perú21 pudo constatar que el mandatario Pedro Castillo y su esposa, Lilia Paredes, rodeados de autoridades del Poder Judicial y del Legislativo, mostraron incomodidad en varias oportunidades.
La pareja presidencial se aisló. No se acercó a nadie y nadie se le aproximó para dar el saludo de paz. Tampoco optaron por recibir la hostia, ritual que sí realizaron todas las demás altas autoridades.
Mientras el arzobispo hablaba de la corrupción en su homilía, el presidente Castillo expresó algunas risas nerviosas disimuladas y miró de reojo varias veces a la presidenta del Poder Judicial, Elvia Barrios.
La primera dama, quien profesa la religión evangélica, también se mostró incómoda y se mantuvo inclinada hacia adelante desde su asiento casi todo el tiempo.
Ambos entraron y salieron raudamente de la catedral, de donde claramente no se fueron en paz.
Tenga en cuenta
Fuentes de Perú21 indicaron que el encargado de compilar los informes de gestión de los distintos ministerios y editar el texto final del mensaje fue el asesor presidencial Luis Mendieta.Un férreo cordón policial rodeó al mandatario en todas sus actividades protocolares, impidiendo el acceso de los periodistas.Castillo anunció la creación de nuevos programas sociales, incrementando así el asistencialismo estatal.“(¿Por qué la omisión?) Porque Castillo ha reconocido que el Perú quiere saber la verdad, pero él no quiere que se sepa”, dijo Carlos Anderson, congresista de la República.
Imagen
VIDEO RECOMENDADO
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD