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[Opinión] Patricia Teullet: Soplón privilegiado
“La colaboración eficaz tiene límites y reglas; solo que no parecen estar aplicándose: los culpables siguen fuera, disfrutando sin problemas, de dinero mal habido”.
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Un conocido fue contactado por la Fiscalía para que se acogiera a la figura de colaborador eficaz y declarar y aportar información en contra de terceros en un proceso que involucra a decenas de personas. El señor en cuestión tenía un grave problema que le impedía someterse a esta figura: como primera condición, tenía que haber sido parte de un hecho delictivo. Desafortunadamente, no pudo reconocer su participación en delito alguno, por la sencilla razón de que no había existido tal delito y, así, por responder a la Fiscalía en ese sentido, fue incluido en la larga lista de acusados de… un supuesto delito que, después de años, no se ha logrado aún determinar cuál es exactamente.
Comparemos el caso con uno que sí tiene (y muchísimos) colaboradores eficaces; el internacionalmente conocido Odebrecht. Los directamente involucrados, llámese delincuentes confesos y soplones, se encuentran en libertad porque sus bien pagados abogados negociaron ofrecer información para ayudar a la identificación y acusación contra sus cómplices. Lo malo es que, hasta donde se percibe hasta el momento, la lista de colaboradores eficaces ha crecido mucho, mientras que no sabemos qué ocurre con la de los potenciales cómplices, sujetos de acusación: como que hay un desbalance en el cual hay tantos colaboradores que no quedará nadie a quien acusar… salvo que se trate de alguien que, al igual que en el caso comentado líneas arriba, sea un inocente que, por serlo y no conocer del delito, no pueda “aportar” nada a la investigación.
La colaboración eficaz tiene límites y reglas; solo que no parecen estar aplicándose: los culpables siguen fuera, disfrutando sin problemas, de dinero mal habido.
En el otro extremo de los absurdos e injusticias está el de la prisión preventiva para quienes no representan riesgo verdadero a la sociedad: un ejemplo poco “popular”: a pesar de todas las evidencias que supuestamente hay en su contra, la cuñada del presidente no ha sido sometida a juicio y ya, por la presión de la opinión pública, ha sido condenada a prisión preventiva. Si el temor es a que fugue, hay maneras más civilizadas de evitarlo, no debería ser opción el encerrar a alguien en la cárcel durante meses hasta que la acusación pueda sustentar un caso.
No siento ninguna simpatía hacia el entorno presidencial y cada acusación debe ser cuidadosamente investigada, sin interferencias. Por el momento, los abusos se dan de uno y otro lado: o van “con todo” quitando el derecho a un juicio justo en libertad, o van “contra todo” para impedir las investigaciones de los casos identificados.
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