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Los caballos delante de la carreta
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Vivimos una cuarentena cavernaria que persiste en el error. Parece evidente el interés de agudizar contradicciones por la vía eficaz del festín populista. Es notorio que se conducen para echar por tierra la Constitución de 1993. Lucen obedientes a lineamientos supranacionales que derriban la cultura de nuestra civilización occidental y cristiana y, en ese trayecto, destruyen el derecho interno del Perú.
Con este tsunami mercantilista de Estado, atormenta que nos reduzcan a un número digital de un chip subcutáneo que diga: “Sabemos dónde estás porque estás vacunado. Tus derechos ya fueron, ahora debes adorar a Xi Jinping, las instituciones internacionales socialistas, los magnates que las fondean y los medios de comunicación recostados al Estado, que piensan en ese sentido”.
La propaganda fabrica escenarios para un globalismo unívoco que siembra el terror de una cuarentena de 18 meses, desconociendo que es en la crisis donde mejor funciona el orden natural y las reacciones inteligentes de las personas libres.
¿Qué persona detrás de qué persona la trama empieza? ¿Qué mercantilista acaricia ese plan infame de restringir libertades? ¿Qué personero detrás de qué personero elige a los burócratas del mundo? Nadie los conoce y a nadie representan. Solo gozan de la designación sucesiva, recíproca y colectivista para disfrutar el manjar de recibir rentas sin trabajar.
Los socialistas se encaraman en el imperialismo burocrático de las instituciones internacionales para transformar la cultura y allanar la marcha forzada de Xi Jinping. Le saldremos al frente, pondremos los caballos delante de la carreta; la patria y la cultura, delante de un globalismo comunista e infame.
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