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[Opinión] Patricia Teullet: Creo que se queda, ¿y luego?
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Con el marco perfecto de la fiesta de Halloween de octubre, hemos tenido una semana de muertos vivientes y, una vez más, una semana políticamente tormentosa: esta vez, protagonizada por la fiscal de la Nación, que, habiendo solicitado un operativo de allanamiento en viviendas u oficinas de presuntos involucrados en una red de corrupción de la cual el presidente Castillo sería parte, invoca una interpretación para poder acusarlo por una causa que no está explícita en el artículo 117 de la Constitución, pero que, a decir de algunos expertos, es posible interpretar como causal de denuncia constitucional.
Realmente lamento no estar entre quienes coinciden con esta interpretación pues, como tampoco habrá vacancia, sería la puerta que nos permitiría liberarnos de un presidente o de un gobierno que, día a día, continúa deteriorando la situación moral, política y económica del Perú. De hecho, las últimas revisiones respecto al crecimiento económico realizadas por diversas entidades han ido a la baja y, según de quien se trate, fluctúan entre 2.5% y 2.8%, menores a las proyecciones iniciales y mucho menores a las que el MEF quisiera desesperadamente alcanzar.
El daño plasmado también en el deterioro institucional tuvo como causa inmediata el resultado electoral, pero este fue producto de hechos anteriores, como la incapacidad de organización de partidos que comparten ideas fundamentales. ¿Puede haber un mejor resultado electoral en las siguientes elecciones? La población sigue estando tan dividida que no sé si, a la luz de la evidencia, se votaría de manera distinta a la que se hizo en la segunda vuelta electoral. Tal vez la única manera de poder garantizar un resultado diferente sería tener un escenario también distinto en la primera vuelta. Ahora bien, si las condiciones de atomización se repiten, nada asegura un mejor camino para el país.
¿Lección aprendida? Difícil decirlo. Al menos por el momento no se siente “movimiento de ollas en la cocina” armando alianzas contra los enemigos comunes que son la corrupción y la pobreza. Es difícil superar las diferencias ideológicas y las recetas a aplicar dependen mucho de estas ideologías. ¿Qué dicen los datos? Que el Perú alcanzó mayor crecimiento y reducción de la pobreza gracias a lo previsto en el capítulo económico de la Constitución de 1993, promotor de la apertura y la inversión privada. ¿Fue suficiente? No, porque algunos de los actores, desde empresas hasta Estado, no estuvieron a la altura y fueron partícipes de actos de corrupción o no cumplieron con las expectativas que el país tenía respecto de su desempeño.
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